Nos soy fanática de Star Trek, pero es imposible abtenerse de la célebre frase del pragmático Señor Spock que dice: “Las necesidades de muchos anteceden a las necesidades de pocos e inclusive a la de uno mismo”.

Estos días, y dado el revuelo causado por el inminente cambio de nombre de la emblemática y muy chilena  Negrita, se me vino a la mente justamente este concepto porque nuestra Negrita hace tiempo que ya no era esa galletita elaborada por una marca familiar. Esta marca fue vendida a un gigante y la seguimos disfrutando por muchos años así, sin chistar.

Es bueno entonces contextualizar Nestlé, una marca global, que si bien tiene bajadas locales con productos emblemáticos en cada país dónde ha ido adquiriendo empresas más pequeñas, su misión, visión y valores tascienden las culturas individuales y se enmarcan dentro de una mirada mucho más universal.

Por eso el cambio de nombre de la Negrita no es antojadizo, tiene que ver con una revisión a nivel mundial de las submarcas de la compañía y un cambio que pasa a ser un gesto en muchas sociedades. Por ejemplo, también cambió un chocolate emblemático de Colombia, llamado “Beso de negra” por un sencillo “Beso de amor”.

Es importante que, antes de razgar vestiduras y asumir que Nestlé “se puso grave” o “hasta dónde vamos a llegar con todo esto”, detenerse a reflexionar en una miradada más universal que la memorabilia particular de un país. Sí, la Negrita era un clásico, a muchos nos ha acompañado toda la vida, pero hoy se viven otros tiempos y es bueno de pronto entrender que hay cosas correctas, independiente si me gustan o no.

Corre para la Chokita y para todo lo que signifique avanzar en en un mundo más diverso.