En nuestra sociedad hemos escuchado muchas declaraciones desafortunadas: que los niños no tienen capacidad de razonar y por eso no deben opinar, que las mujeres solo viven con un fin reproductivo, que la comunidad LGBTQI+ está enferma y no deberían mostrarse, que las personas con discapacidad son pobrecitas y no pueden hacer nada por ellas mismas.

Este tipo de comentarios han llegado a hacer daños profundos e irreparables en nuestra sociedad, declaraciones que además de estar tremendamente equivocadas, lamentablemente, en algún momento tuvieron un respaldo de comunidades científicas y de la salud, en general.

Actualmente, este tipo de declaraciones atacan a los adultos mayores, ya que esta etapa de la vida pretende ser declarada por la OMS como una patología en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (CIE-11) del año 2022. Esta situación ha generado reacciones a nivel mundial, siendo condenada por especialistas y ciudadanos.

En Chile hemos sido testigos de cómo la tercera edad es una etapa vital fuertemente golpeada por sesgos sociales, además de ser una población tremendamente maltratada a nivel cultural, económico y político. Hemos sido testigos de datos preocupantes sobre aumento de sintomatología depresiva e incluso ideación, y suicidio en personas sobre 60 años, motivadas por presiones sociales que poseen debido a que, simplemente, han vivido.

En la vida tenemos pocas certezas, pero una de ellas es que día a día envejecemos y el considerar esta etapa de la vida como una patología nos demuestra que para las personas que toman decisiones, el vivir es una patología.