Infecciones respiratorias agudas en la infancia

Las infecciones respiratorias agudas (IRAS) representan las enfermedades más comunes en la infancia, constituyendo un problema de salud pública a nivel mundial y nacional. En Chile, las tasas de morbimortalidad se incrementan en los lactantes, es decir, niños menores de dos años de vida, que cursan con IRAS de la vía aérea inferior, tales como síndrome bronquial obstructivo y neumonia.

En nuestro país, la implementación del Programa IRA, las campañas de invierno, actualizaciones del programa de inmunización y otras estrategias promotoras de salud, han demostrado ser efectivas en el descenso de la mortalidad por IRAS en la infancia. Sin embargo, su etiología multifactorial y las características anatomofisiológicas de la vía aérea de los lactantes, condicionan hacia los meses fríos el aumento exponencial de estas consultas en las unidades de emergencia infantil y servicios de atención primaria de urgencia y luego los requerimientos de hospitalización por estas causas.

En la etiología de las IRAS, predominan los agentes virales, especialmente el virus respiratorio sincicial (VRS), continuando con los rinovirus, virus influenza, parainfluenza, metapneumovirus y adenovirus. En la etiología bacteriana destacan mycoplasma pneumoniae y neumococo, como los principales causantes de IRAS bajas y complicaciones asociadas.

La mucosa respiratoria del niño representa la puerta de entrada para el VRS, favorecido por su breve período de incubación y gran excreción del agente a través de las secreciones respiratorias, facilitando su transmisión por mecanismos de gotitas y/o contacto, es decir al toser, hablar o tocar objetos contaminados con el patógeno.

La vulnerabilidad de los lactantes está determinada por el menor desarrollo de su vía aérea y baja respuesta inmunológica a los agentes etiológicos señalados. Por ello, evolucionan rápidamente con manifestaciones clínicas de dificultad respiratoria leves hasta aquellas de insuficiencia respiratoria aguda y riesgo vital.

Cabe destacar otros factores de riesgo tales como la contaminación intradomiciliaria y atmosférica, lactancia materna insuficiente, prematuridad y la exposición a los agentes virales en áreas de hacinamiento. Por ello, es relevante continuar dirigiendo los esfuerzos para un crecimiento y desarrollo saludables en el niño, fomentando la lactancia materna, la adherencia al programa de inmunización y controles de salud, la higiene de manos, los buenos hábitos al toser y estornudar y especialmente limitar el acceso de los lactantes hacia zonas de aglomeraciones.