El viejo arte de crear en tiempos difíciles

En medio de crisis sociales, tensiones y guerras surgió la más letal epidemia

¿Les suena familiar? Es lo que pasó en el medioevo con la aparición de la peste negra, que trajo consigo un rastro inmenso de muerte, abandono y miseria, pero también el renacimiento y años posteriores de una inmensa fuente de ideas innovadoras que mejoraron y reestructuraron la conformación social, económica e intelectual de los países.

Este fenómeno también lo podemos ver hoy en día, en nuestro país y en el mundo. Esta crisis sanitaria se enmarca en una crisis social que ya estábamos viviendo y donde se han profundizado muchas problemáticas que arrastrábamos desde hace años. Pero también hemos visto florecer ideas de múltiples  formas. Se han abierto nuevas puertas a la  creatividad más simple y pura: la de la supervivencia en todos los sentidos posibles.

Vemos cómo la imaginería ha jugado un rol preponderante en el ser humano a la hora de reinventarse en tiempos de crisis y ha estado presente hoy en día cuando vemos a muchos emprendedores abriendo y creando nuevas oportunidades de negocios en la gastronomía, artesanía, pastelería, en el uso de tecnología, en la manera de conectarse con las demás personas y en la manera de relacionarse.

Los docentes han innovado en la educación creando formas lúdicas, dinámicas, divertidas e inspiradoras de plantear sus clases virtuales con los recursos que dan sus cuatro paredes. Los jóvenes han encontrado instancias para entretenerse y socializar, crear relaciones y contactos a través de viejos juegos o seriales, de reinventar partidas en línea o compartir retos y videos familiares en redes sociales.

Quienes perdieron sus fuentes de trabajo, se reinventaron generando emprendimientos de nombres memorables que volvieron a darle valor a las cosas simples y sencillas de la vida. La empresa se volcó a lo digital, la industria a la conectividad y las marcas a entender que los héroes eran las personas, no los productos.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo viene el futuro, qué nos depara la vida y los nuevos estados de situación en  países y regiones. Lo que sí sabemos es que, de una u otra forma, algo tan ancestral como generar soluciones creativas e innovadoras a problemas complejos, nos tienen aún en marcha, haciendo girar un mundo que nos ha puesto difícil el camino, pero que nos ha enseñado que frente a los desafíos, podemos renacer con más fuerza, con más energía y definitivamente con muchas nuevas ideas.