Egresada de Santo Tomás Concepción y actualmente trabajando en la primera línea de atención de pacientes con Coronavirus, Nicole Cabrera es parte del equipo de Kinesiólogos del Cesfam La Floresta de Hualpén.

Desde siempre Nicole Cabrera tuvo claro que quería dedicarse a trabajar en algo ligado al área de la salud, ya que siempre sintió la motivación de ayudar a los demás. Pero fue un accidente cerebrovascular que sufrió un familiar muy cercano lo que la llevó a decidirse por estudiar Kinesiología, pues ante las secuelas que dejó este episodio en él, recibió terapia kinésica y el acompañamiento constante de un profesional de esta área.

“Al ver el trabajo que realiza un kinesiólogo, que involucra la atención desde que un paciente sale del hospital hasta una terapia que se puede prolongar por más de un año, y los avances que significan para quien está siendo tratado, fue que yo dije esto es lo mío”, explica.

La motivación de Nicole era poder compartir constantemente con sus pacientes y acompañarlos en el proceso de rehabilitación, y por ello, decidió entrar a estudiar Kinesiología en Santo Tomás Concepción, periodo del que rescata el profesionalismo y calidad humana de los docentes, las amistades y las posibilidades de participar en diferentes actividades como voluntariados, escuelas de líderes e incluso, la formación de una sociedad científica junto a compañeros, con quienes tuvo la oportunidad de presentarse en distintos congresos.

Ya egresada, tuvo la oportunidad de trabajar en el Cesfam La Floresta, lugar en que se desenvuelve actualmente y donde, junto al equipo de profesionales con quienes trabaja, ha tomado un rol preponderante en la atención de pacientes con Coronavirus.

Trabajando en primera línea

Son varias las labores que tiene en el Cesfam, partiendo por la toma del examen por PCR, para el diagnóstico de pacientes con Covid-19, tratamiento y contacto telefónico con pacientes positivos para su evaluación y asesoría, además del seguimiento y atención de pacientes post alta, dadas las secuelas que muchas veces significa padecer este virus.

“El rol del kinesiólogo en este sentido es vital, tanto al inicio, durante y al final del tratamiento de esta patología. Al inicio tomamos el examen PCR, durante el tratamiento y la hospitalización, somos los encargados de darle soporte vital a los pacientes a través del oxígeno y el monitoreo de ventilación mecánica y tras el alta, somos quienes hacemos la terapia de recuperación ante posibles alteraciones de movimiento, fuerza, marcha y de carácter respiratorias”, explica.

A pesar de estar enfrentada diariamente a pacientes con Coronavirus, y el riesgo que esto conlleva, es tanta su vocación que Nicole realiza feliz su trabajo y comenta que a su parecer, quienes estudian carreras ligadas al área de la salud, toman esta decisión por que aman lo que realizan y quieren lo mejor para sus pacientes. Por lo mismo, declara sentirse orgullosa de estar trabajando en “primera línea” y sobre todo, busca empatizar con lo que están viviendo, porque muchas veces existe un estigma con quienes se contagian.

“El estrés emocional de estar trabajando en una pandemia no es menor, por lo que hay que hacer un trabajo de escuchar, ser empáticos y brindar contención. Muchos de los pacientes diagnosticados son derivados además a tratamiento psicológico, porque hay un rechazo de la sociedad”, comenta.

Ante toda esta situación, Nicole se preocupa de seguir una rigurosa rutina para no contagiarse, la cual consiste en utilizar todas las medidas de protección personales antes de estar en contacto con pacientes, los cuales tienen todo un protocolo de uso. Adicionalmente, toma medidas al llegar a su casa como usar alcohol gel, lavarse las manos metódicamente, dejar los zapatos afuera, lavar su ropa con desinfectante y permanecer en su dormitorio evitando contacto con su familia.

La Kinesiología, destaca, es una carrera hermosa pero muy compleja también. Sin embargo, si está presente la vocación por ayudar a las personas en su rehabilitación, todo se hace más fácil. En este mismo sentido, explica que hay desafíos constantes, y que los mayores valores que requiere su profesión son la empatía y el poder tomar decisiones ante momentos de presión.

“Yo amo mi carrera y creo que con perseverancia uno puede lograr muchas cosas. Es maravilloso ver, por ejemplo, lo que uno logra con la terapia en los pacientes, eso es muy reconfortante, y por lo mismo vas queriendo aprender cada vez más para poder ayudarlos de manera integral”, concluye.