Propuesta de directora de Trabajo Social UST Viña del Mar es incluida en Agenda Niñez y Adolescencia 2022-2026

  • La doctora Verónica Rubio elaboró la propuesta “Inclusión educativa de niños, niñas y adolescentes LGBTIQ+, derecho humano fundamental”, que forma parte de la publicación desarrollada por la Red de Universidades Por la Infancia (RUPI) y la Cátedra UNESCO Niñez, Juventud, Educación y Sociedad.

La Red de Universidades Por la Infancia (RUPI) y la Cátedra UNESCO Niñez, Juventud, Educación y Sociedad elaboraron la Agenda Niñez y Adolescencia 2022-2026, documento que se pondrá a disposición de los candidatos presidenciales, autoridades de Gobierno e integrantes de la Convención Constitucional. Para materializar esta publicación se convocó a académicos y académicas de distintas instituciones de Educación Superior, entre los cuales destaca la doctora Verónica Rubio, directora de la carrera Trabajo Social de Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar.

El documento consta de 51 propuestas agrupadas en cuatro ejes: Supervivencia, Desarrollo, Protección y Participación. La propuesta de la académica UST es la número 19, está incluida en el segundo eje y lleva por título “Inclusión educativa de niños, niñas y adolescentes LGBTIQ+, derecho humano fundamental”. Según comenta, está muy relacionada con la temática de investigación que ha desarrollado en los últimos años y que gira precisamente en torno a la inclusión de estudiantes de la diversidad sexo genérica en las comunidades educativas.

“Es una iniciativa muy relevante porque la idea es que esta agenda no quede sólo en un documento, sino que efectivamente estas propuestas serán entregadas oficialmente a las y los candidatos presidenciales para que las incorporen en sus programas de gobierno y en complemento se hará llegar a los integrantes de la Convención Constitucional para que también las incorporen en la nueva Constitución. Es muy positivo que por fin se estén considerando los temas de diversidad cuando se habla de infancia y adolescencia”, dice Verónica Rubio.

La idea de la directora de la carrera Trabajo Social considera impulsar un mayor desarrollo investigativo en comunidades educativas de enseñanza básica y media de todo el país para fomentar la inclusión educativa. Esto, considerando que diversos estudios sostienen que, por ejemplo, un 94,8% de los adolescentes LGBTIQ+ reportó haber escuchado comentarios negativos basados en su orientación sexual e identidad de género (2016) o que un 50% declaraba haber sufrido violencia y discriminación en el contexto escolar (2018).

 Investigar para fomentar la inclusión educativa

La propuesta está muy alineada con las investigaciones que ha realizado en los últimos años, en especial el proyecto denominado “Acción situada y discursividad para la inclusión de diversidades sexo genéricas”. “En la propuesta digo que se debe investigar porque en las escuelas está instalado el disciplinamiento heteronormativo que -como lo señaló el Ministerio de Educación ya en 2017- encasilla a las personas en el binomio femenino–masculino, limitando otras formas de expresión diversas e imponiendo así que la heterosexualidad sea la única sexualidad ‘normal’, natural y aceptada y también imponiendo su correlato: la persecución y marginación de las personas no heterosexuales”, explica.

“Para cambiar ese contexto y permitir la inclusión educativa existen muchas normativas y orientaciones ministeriales, el problema es que aún no logran asentarse totalmente en las comunidades educativas. Entonces se generan vacíos de información, desconocimiento, mitos, situaciones de vulneración y violencia, que atentan contra el reconocimiento de las diversidades, vulnerando sus derechos, fragilizando su inclusión y potenciando la discriminación y exclusión histórica de que han sido víctimas en nuestro país”, profundiza.

“Hay que investigar más para apoyar a las comunidades educativas, que hasta ahora son reactivas en este tema. Hoy la inclusión está más presente en el discurso, más no en las prácticas sociales y pedagógicas, porque no se visibiliza ni se expresa totalmente la diversidad en el patio de la escuela, sino que queda oculta en la trastienda de los contextos educativos. Las escuelas y liceos deben hacerse cargo, porque son el espacio donde más tiempo permanecen las personas durante la infancia y la adolescencia, donde también construyen y aprenden la identidad de género y las formas de interactuar y establecer relaciones fundadas en el respeto y la aceptación, cumpliendo la escuela un rol tan importante e influyente como la familia en el desarrollo de sociedades más inclusivas y menos excluyentes”, concluye.