Cómo asegurar el desarrollo e integridad de los hijos en todas sus dimensiones: afectivo, emocional y económico; fue el mensaje que entregaron académicas de la Escuela de Trabajo social y psicología de la UST, en el conversatorio online: “Desafíos de la parentalidad en tiempos de crisis”.

La actividad contó con la participación de María de los Ángeles Oyarzún, académica de la Escuela de Trabajo Social e investigadora del Centro de Investigación CIELO de la UST, sede Concepción, quien junto a Graciela Baeza, Psicóloga y docente de la sede Los Ángeles, abordaron la realidad que hoy día viven los padres y madres en medio de una pandemia que ha puesto en confinamiento a cientos de familias.

“La experiencia de ser padres y madres en especial en situaciones de crisis supone una serie de exigencias, y por qué no decirlo, también de una serie de tensiones que afectan el ejercicio del cuidado de la crianza. Sin duda, la emergencia sanitaria ha cambiado la lógica y la dinámica que teníamos establecidas para ejercer estos roles, y en la cual, debemos conciliar todo lo que involucra familia, casa, trabajo muchas veces sobrecargando el ámbito del cuidado. Por lo tanto, son muchos los desafíos para los que nos vemos enfrentados a esta difícil tarea, en este sentido quisimos entregar algunas herramientas psicológicas y sociales para afrontar esta nueva realidad que viven los padres en este contexto”, expresó Beatriz Aguirre, Directora Nacional de la Escuela de Trabajo Social UST.

El nuevo rol de los padres

En este marco de aislamiento social, preventivo y obligatorio al que la mayoría de las familias se ven forzadas a cumplir, Graciela Baeza, Psicóloga y docente de la sede Los Ángeles, reflexionó sobre los roles y competencias parentales que deben asumir los padres durante la pandemia “comprometerse, empatizar y comunicarse con los aspectos emocionales de los niños es clave para contener de manera efectiva a los hijos durante este tiempo”.

Frente a los estresores que surgen en la crisis actual, la psicóloga explicó que los padres son la fuente de seguridad física y emocional más importante que tienen los niños para desarrollarse en cualquier contexto, por lo tanto, brindarles seguridad en tiempos inciertos que beneficien sus rutinas y valores permitirá establecer estructuras sanas en su desarrollo y aprendizaje.

“Uno de los aspectos que más impacta y están generando conflictos en este rol parental es la incertidumbre que plantea este nuevo escenario que estamos viviendo, no tenemos respuestas claras ni de cuándo ni de cómo vamos a volver a la normal y como consecuencia sentimos pérdida de control, ansiedad, estado de alerta y desestabilización finalmente”, explicó la académica.

Ante el desafío que implica este nuevo escenario y al que se suma el traslado de la escuela a la casa, la psicóloga expuso que “la situación de encierro provoca cambio de comportamientos en todos los miembros de la familia, hay cambios en las relaciones lo que produce un retroceso en la dinámica familiar. Este rol de papás se ve descompensado y para abordarlo es importante asumir los desafíos, no podemos hacer lo que hacíamos hace unos meses atrás, tenemos que redefinir los roles, no solo en función de las necesidades sino por las condiciones que se están presentando”.

Reorganizar los tiempos y las rutinas, hacerse cargo de lo que es factible realizar, usar las redes de apoyo, centrarse en el cuidado y autocuidado socioemocional y focalizarse más en los recursos que los déficits, son algunas de las estrategias que planteó la psicóloga durante la conversación.

Desafíos de la crianza

Por otra parte, María de los Ángeles Oyarzún, académica de la sede Concepción, en su intervención explicó que la parentalidad es una de las experiencias más transformadoras, felices y gratificantes pero también es una de las tareas más estresantes y desafiantes que vive el ser humano.

Si bien hay aspectos positivos y negativos en la crianza, hoy día los padres están expuestos a mayores demandas en relación al ejercicio de su rol parental. Por ello, desde la ideología que implica la “parentalidad intensiva”, la académica afirmó que bajo este concepto los padres sienten mayor la responsabilidad de protección y desarrollo de las destrezas y habilidades que prepararán a sus hijos para el futuro.

“La tarea de ser padres se ha ido profesionalizando, ahora no es llegar ser padres y ya, detrás de todo eso hay toda una serie de desafíos a las que se está expuesto y en la que se debe asumir mayor exigencia de tiempo, inversión emocional y financiera que toda crianza implica. Lo que trae como resultado a padres, y especialmente a madres, cansadas, agotadas con sentimiento de culpa y fracaso por no cumplir el ideal”.

Si bien, existe una evidencia empírica que demuestra la parentalidad intensiva, detalló que existe una preocupación sobre el impacto que genera la parentalidad en el bienestar de los padres y madres, es la madre quien asume la mayor parte de la carga en el hogar, a esto refirió “hay muchos factores que hoy día se están vinculando con el bienestar de los padres, sin embargo las madres siguen siendo las principales cuidadoras en un 96%. Entonces desde ahí quienes presentan mayores incidencias en el bienestar vinculados en la crianza son las madres, los padres tienen mayor satisfacción con la vida pero las madres tienen índices más altos de estrés y ansiedad”.

Finalmente agregó que el tema del conflicto “trabajo-familia” es un aspecto que inclina la balanza a menores niveles de bienestar debido a esta interferencia de roles, mucho más si se trata del cuidado de niños en edad preescolar. Haciendo énfasis en que las demandas del rol parental , “la tarea de crianza no es una tarea que debiese ser exclusiva de padres y madres, es una tarea que está vinculada con la sociedad en general y con el Estado, ver cómo generamos políticas públicas que ayuden y favorezcan el desarrollo de la crianza”.