OVISNOVA lideró iniciativa que busca aprovechar la lana de oveja para fabricar fertilizante

El Centro de Innovación y Desarrollo para los Ovino del Secano, OVISNOVA, desarrolló en la región de O’Higgins el proyecto “Lana Fertilizante, Economía Circular y Regenerativa” que busca aprovechar la lana ovina como fertilizante líquido para ser usado en las praderas naturales de la zona.

El proyecto busca fomentar la circularidad en el sector ganadero, mediante la transformación de lana de oveja de baja calidad, que actualmente es desechada y que no tiene un gran valor comercial, en un producto mucho más valioso y útil para la sostenibilidad de la zona: un biopreparado fertilizante líquido. Este producto está pensado para ser usado como un fertilizante foliar en las praderas naturales de los mismos sistemas ovinos desde donde se obtiene la materia prima para su elaboración.

“Nos hemos propuesto avanzar hacia la sustentabilidad en los suelos de secano degradados, donde está avanzando la desertificación. Apelando a esta estrategia de ganadería regenerativa o circular, usamos la lana de oveja que no tiene un valor importante en el mercado y se desecha. Empezamos a indagar alternativas para usar esa lana, que tiene mucha queratina y llegamos a producir un fertilizante líquido”, comenta Marcela Gómez, directora de OVISNOVA y del proyecto.

El hecho de aplicar el fertilizante en las praderas naturales es una gran noticia porque permite restaurar y mejorar el terreno. Esto, sumado a una estrategia de manejo con ganadería regenerativa ha demostrado resultados muy positivos en términos del aumento de materia seca y orgánica en suelo, aunque también está comprobado el éxito en hortalizas de hoja y plantas ornamentales.

Triple impacto

Uno de los aspectos más destacables de este proyecto es que no solo apunta a la modernización tecnológica y productiva, sino que tiene aspectos ambientales y sociales muy importantes.

Desde el punto de vista social, se trabajó con pequeños productores del Maule y O’Higgins que heredaron los campos de sus padres y que desean permanecer en estas parcelas manteniéndolas como terrenos productivos. Lo interesante es que el fertilizante se usará dentro de sus propias praderas, apuntando a una mayor sostenibilidad y convirtiéndose en un aporte para la economía local.

Para desarrollar la etapa final del proyecto los jóvenes agricultores han conformad una cooperativa que será la encargada de gestionar la parte comercial y de distribución, mientras que junto a la Universidad se ha llegado a un acuerdo para compartir la patente y poder comercializar el producto prontamente.

“Esto cierra el ciclo de encadenamiento del aspecto social con el aspecto ambienta y productivo: los jóvenes van a tener una opción para poder quedarse en el campo y además van a recuperar sus suelos, calzando perfecto con el triple impacto que tiene la ganadería regenerativa y el concepto de Una Salud que trabajamos en la Universidad Santo Tomás”, destacó Marcela Gómez.

REVISA MÁS INFORMACIÓN AQUÍ.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: ENTREVISTA A MARCELA GÓMEZ, DIRECTORA CENTRO DE INNOVACIÓN Y DESARROLLO DE OVINOS PARA EL SECANO