Mario Santibáñez, el profesor que enseña biología utilizando el videojuego Kokori

El docente finalista del Globlal Teacher Prize cuenta su experiencia educando a sus estudiantes a través de Kokori, el juego virtual creado por el Centro Tekit de la UST que permite a los estudiantes recorrer el interior de una célula. “Kokori es una herramienta que permite a los niños soñar” señaló.

De más de 7 mil profesores nominados, Mario Santibáñez, docente de Biología del Instituto Técnico Comercial de Recoleta (INTECO), es parte de los cinco finalistas que viajarán a Dubái a representar a Chile en el Global Teacher Prize en marzo del próximo año. Además de ser el único profesor de ciencias y el más joven de los seleccionados (con 30 años), Santibáñez se destaca por sus innovadores métodos de enseñanza al integrar el juego en sus clases. Apoyado en el videojuego Kokori, creado por el Centro TEKIT de la Universidad Santo Tomás, Santibáñez ha logrado que sus estudiantes de primero medio disfruten de la biología a través de una metodología lúdica y un aprendizaje significativo.

Santibáñez descubrió el juego navegando por Internet. “Yo sé que estamos en tiempos en que los niños están pegados al computador y a la tele, y necesitaba hacer la clase un poco más innovadora, más virtual y empecé a navegar y buscar distintas aplicaciones”. Luego de descargarlo, comprobar que el juego funcionara bien, y que contuviera los contenidos exigidos por el ministerio, se los presentó a los alumnos. El resultado es evidente: alumnos más motivados y con una notable mejora en su rendimiento académico en la asignatura.  

Acerca de Kokori

Kokori es un proyecto financiado por Conicyt y desarrollado por la Universidad Santo Tomás en el que participaron docentes, biólogos y un grupo de expertos en diseño de videojuegos. El juego se divide en varias misiones cortas con diferentes niveles de complejidad en donde los jugadores deben recorrer una célula usando “nanobots”. “Los estudiantes recorren la célula y son sus defensores. Para eso, usan los nanobots y tienen que repararla, darle energía, reparar los tejidos dañados, eliminar las toxinas que se introducen, etc.”, explicó el profesor. Al ir pasando etapas, los estudiantes además de entretenerse, lograrán los objetivos de aprendizaje: explorar la célula, reconocer sus componentes y comprender los diferentes procesos biológicos o funciones de sus estructuras.

El aprendizaje mediante el juego

Santibáñez valora el aporte educativo que hace el centro TEKIT con la creación de este tipo de plataformas, principalmente porque ahora sus estudiantes tienen ganas de aprender.

“Tengo estudiantes que en la sala de clases están súper desmotivados, desganados, aburridos, no quieren hacer nada. Y con el juego se emocionan, les gusta jugar. Eso es algo que tenemos que tener claro, el juego es parte normal del desarrollo de las personas. Y si podemos relacionar el juego, con los contenidos que nos exigen, mucho mejor”, expresó Santibáñez.

Además, el docente valora la versatilidad de Kokori al permitir integrarlo con otras asignaturas, como matemáticas, mediante el conteo de toxinas y la realización de proyecciones logarítmicas. “Estoy súper agradecido de Kokori, es una herramienta que permite a los niños soñar, que permite que mis palabras no sean solo texto y sean algo concreto que ellos puedan observar”.