Último Debate Presidencial: entre la estrategia de Marco Enríquez-Ominami y el cuarto lugar

A días de las elecciones y con el efecto del debate televisivo del lunes pasado, es hora de echarles un último vistazo a los candidatos presidenciales. El debate fue duro, cada uno trató de poner sus puntos, se dijeron cosas fuertes, que los hizo exponerse y visibilizar sus técnicas que ocupan especialmente cuando la pole position está más o menos definida; y en este contexto surge la pregunta de quién va a estar en el cuarto lugar, muy pretendido en esta elecciones, ni siquiera por el tercero.

En cuanto al debate presidencial, hay reparos, por una parte, su duración de tres horas hace que en ningún caso cumpla con su objetivo de captar la atención de quien podría estar interesado en verlo y, quien pudo hacerlo hasta el final, ya tiene resuelto su voto; y por otra, esto de tener a los ocho candidatos en el set, en algún minuto va a tener que regularse como ocurre en otros países.

Por ejemplo en EE UU se establece por intermedio de las encuestas quiénes llegarán al debate final.

Es muy difícil que ocho personas puedan profundizar temas que son importantes, lo cual trasgrede el derecho ciudadano de darle sentido a su voto programático, que implica sufragar con conocimientos o antecedentes. Lo que pasó, hace que se transformara en una extensa entrevista, sin posibilidades de interacciones que resultan tan atractivas en este tipo de formatos y, lo dejó claro Sebastián Piñera, cuando le preguntaron cuáles programas eliminaría para ahorrarse los siete mil millones de dólares, ni siquiera intentó responder.

Pero, el más hábil en este encuentro fue Marco Enríquez-Ominami, quien dejó clara sus jugadas, el ataque es su mejor defensa y para eso iba preparado, supo que la clave de estas tres horas de duración era la primera. Todo lo contrario se mostró Carolina Goic, quien con su nueva táctica evitó la confrontación. Enríquez Ominami fue directo al asalto, descolocando a los otros para que salgan a defenderse y no lo agredan. Se acuerdan del rostro descompuesto de Alejandro Guillier cuando le recordó lo que dijo el radical Fernando Meza, el diputado habló de su padre y que si estuviera vivo le metería un tiro por traidor. Todo absolutamente ensayado, lo mismo de Eduardo Artes y Alejandro Navarro, muchas frases que dijeron esa noche estaban estudiadas y pensadas para hacerlas de esa manera. La idea en esta campaña de Marco Enríquez-Ominami y, con el punto culmine en el debate, que la gente se disguste de tal manera de la clase política que no vote y se quede en su casa.

Ahora, cuál es la importancia del cuarto lugar pues hay seis de estos candidatos que están peleando por otra cosa muy distinta que pasar a la segunda vuelta. Ya más o menos está claro que Beatriz Sánchez pasaría al puesto tres. En el caso de José Antonio Kast, está apostando a una votación que le permita en el corto plazo generar un movimiento político muy de derecha o de extrema derecha al estilo del Tea Party estadounidense. Además, da cuenta que con un seis o siete por ciento podrían volver a reconstruir la UDI tradicional. En el caso de Carolina Goic y Marco Enríquez Ominami, también tienen sus propios proyectos, ambos quieren posicionar a sus propios referentes, la Democracia Cristiana y el PRO y, quedar en mejores condiciones de poder negociar en una eventual segunda vuelta. Con la particularidad de los tres primeros lugares, el cuarto puesto reconocerá tanto proyectos políticos personales como mejorar las condiciones de poder y negociación ante la inminente segunda vuelta. Así de simple y estratégico.

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