Trabajar y estudiar: una realidad de muchos

Muchos de ellos dejaron de estudiar hace años, es por esto que deben esforzarse más que sus compañeros recién egresados de enseñanza media, pero aun así no pierden el entusiasmo en lograr sus metas.

Durante la noche no existe asignatura, por más entretenida que sea, que se salve de un enorme bostezo, esta es la realidad de muchos alumnos vespertinos que llegan cada noche corriendo a clases después de haber trabajado todo el día.
En este sentido, se nos hace pequeña la palabra sacrificio, pues para estar cursando alguna carrera en esta jornada, se ha tenido que desplazar a aquellos que se ama, para así entregarles un futuro mejor.

En estos últimos años se ha incrementado exponencialmente la cantidad de alumnos que deciden ser profesionales después de una extenuante jornada de trabajo, muchos de los cuales, después de 10 horas laborales, continúan con asignaturas tan complejas como cálculo o álgebra.

Siempre los observamos bebiendo un café, apurados entre clase y clase, para que esa poca energía no decaiga. Al observar la sala se ven distintos logos y uniformes de las empresas en las que trabajan, a la espera de una oportunidad para ascender dentro de las mismas, oportunidad que en muchos casos llegará al momento de estar en posesión de un título profesional.
Muchos de ellos dejaron de estudiar hace años, es por esto que deben esforzarse más que sus compañeros recién egresados de enseñanza media, pero aun así no pierden el entusiasmo en lograr sus metas.
La perseverancia y las ganas de cumplir sus sueños son más fuertes que una siesta. En sus casas sus hijos duermen sin saber que han llegado, muchos padres y madres estudiantes sienten una gran sensación de culpabilidad por cumplir en sus asignaturas, pero son aquellas mismas personas que estarán ahí en sus graduaciones y serán los que aplaudirán más fuerte. Esta es la agridulce realidad de muchos, aquellos que han elegido ser los primeros en ingresar a la Educación Superior dentro de sus familias.