Rol de la vitamina C en el sistema inmune de los adultos mayores

Las células del sistema inmunitario van disminuyendo con la edad. Este sistema nos protege de agresiones por agentes externos como virus o bacterias. Por lo tanto, su disfunción en adultos mayores se asocia a un mayor riesgo de contraer enfermedades respiratorias infecciosas, tales como influenza o coronavirus.

Existe una estrecha relación entre las carencias nutricionales y un mayor riesgo de contraer infecciones. Para ello, la vitamina C ayuda a mantener la función de las células inmunes. Esta desempeña un papel fundamental en muchas funciones vitales de nuestro organismo. Es una vitamina soluble en agua, por lo que cualquier exceso se excreta en la orina. Su deficiencia se asocia a un menor número de células inmunes funcionales.

La vitamina C, no la produce nuestro cuerpo, por lo que debemos obtenerla de los alimentos. En adultos mayores se recomienda una ingesta diaria 75-90 mg/día. Frutas y verduras frescas son sus mejores fuentes, encontrándose en altas concentraciones en frutillas, jugo de naranja, jugo de limón, brócoli, kiwi, pimiento morrón crudos, rábanos entre otros.

Por ejemplo, 1 taza de frutillas aporta 98 mg, ¾ de taza de jugo de naranja aportan 60 mg y ½ taza de brócoli cocido aportan 50 mg de vitamina C. Es decir, el consumo diario de estos alimentos en la dieta cubre las necesidades de esta vitamina. Es recomendable almacenar en frío estos alimentos (5-10 ºC), y no cocinarlos en exceso. Una alimentación variada y equilibrada, cubre las necesidades nutricionales de vitamina C, sin requerir cápsulas de suplementación. Altas dosis de esta vitamina no generan un mayor beneficio. Por el contrario, su ingesta elevada puede causar diarrea, náuseas, acidez estomacal, gastritis, fatiga, dolor de cabeza e insomnio.