Reflexionando para el nuevo año
¡Recibamos este año con ganas! Un nuevo año implica siempre nuevas oportunidades, como hacer lo que no hicimos, o mejorar aquello que hicimos a medias. Implica además proponernos nuevas metas, desafíos personales.
Cada nuevo año tiene la magia de convertirse en muchos momentos para vivirlos cada uno con plenitud e intensidad, dando lo mejor de nosotros en el trabajo, en familia, en la vida social, pero también de disfrutar en la simpleza de lo cotidiano y en la contemplación pura y simple de nuestro alrededor.
Un año nuevo nos da la oportunidad de reconstruir lo que se derrumbó en el camino y si no es posible, simplemente construir algo nuevo. En las bases están: voluntad, amor, decisión, humildad, respeto, generosidad y mucha alegría, cada uno con un sólido cimiento para crear una nueva historia, nuestro propio mundo, que queremos diseñar o mejorar.
Nuestros momentos se convierten en energía positiva, cada vez que hacemos algo valioso para nosotros mismos y para nuestros semejantes. Lo valioso está dado por el bien que va implícito en nuestro actuar, en nuestras palabras, pero además este bien puede darse en el no hacer, es decir, en dejar ser, en dar libertad, en nuestros silencios, en la quietud, en la espera y en la paciencia.
Se nos da también la posibilidad valiosa de aceptar y aceptarnos, de olvidar lo que nos causó tristeza o enfado y dejar espacio en nuestro corazón para recordar solo los buenos momentos, para perdonar y perdonarnos, pero por sobre todo para reconciliarnos con nosotros mismos, solo así podremos deshacernos del calendario anterior y en su lugar poner el nuevo calendario.
Es importante plantearse nuevos desafíos que sean posibles de realizar y sencillos, de manera de ir consiguiéndolos uno por uno, sintiéndonos orgullosos y siendo optimistas de cada pequeño- gran logro y estar dispuestos a continuar con el siguiente nivel.
Finalmente todos nuestros buenos deseos, aun cuando los pidamos con fervor en estas festividades de fin de año, siguiendo tradiciones como las de comer uvas, lentejas, salir con maletas a la calle etc., no se harán realidad mágicamente… ¡Nosotros tenemos que hacer que sucedan!
Este nuevo camino por recorrer significa mirar hacia atrás, pero solo para recoger frutos y experiencias, no para lamentar, ni para juzgar. Reflexionemos más acerca de lo bueno y lo malo, para recibir el año nuevo con optimismo.