Los resultados del último Simce de Educación Física fueron alarmantes. Cuatro de cada diez niños de octavo básico tienen sobrepeso o algún grado de obesidad; es decir, el 41% de la población preadolescente podría de adulto tener alguna enfermedad ligada a este condición.

En este escenario es fundamental cambiar los estilos de vida de nuestra comunidad y hacerlo desde que los primeros años.

Se trata de un trabajo arduo, que sin duda, demandará que como adultos también modifiquemos más que la dieta. Se trata de que aprendamos a vivir bien, a vivir saludablemente.

Los primeros pasos para esta tarea han nacido al alero del ministerio de Salud que invitó a siete casas de estudios superiores de la Región del Biobío a firmar un acuerdo como Instituciones de Educación Superior Promotoras de la Salud. Una red que busca generar y sistematizar políticas permanentes para que las nuevas generaciones de profesionales y quienes trabajan en universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica tener una buena calidad de vida, no solo en lo que a alimentación se refiere, sino también en aspectos emocionales y físicos.

Se trata de una instancia colaborativa que trascenderá a los gobiernos de turno, pues trabajará directamente con las organizaciones sociales e instituciones en la toma de conciencia de que en Chile no basta con aumentar la esperanza de vida, sino que es fundamental que llegar a los 80 años o más sea con calidad y dignidad.

Sólo estableciendo cambios hacia una vida integralmente saludable podremos revertir ese 41% de niños con sobrepeso y obesidad que nos mostró el Simce. Allí radica la participación de todos en la formación y educación de la comunidad en torno al tema es clave para romper el espiral vigente.