Paradojas del tiempo que nos toca vivir

Los que éramos adultos el siglo pasado teníamos gran incertidumbre con lo que deparaba el año 2000, que finalmente llegó “sin pena ni gloria”. Nos relajamos y pensamos seguir nuestras vidas sin grandes sobresaltos y, de pronto, nos encontramos con un 2020 que trae un acontecimiento sin precedentes, solo visto en novelas de ciencia ficción. No es Puerto Montt, ni Chile, ni Latinoamérica… Es el mundo. En un desastre natural unos países ayudan a otros. Aquí lo importante es cerrar las fronteras, no sólo entre países, también entre ciudades, vecinos y personas. Y ahora, ¿quién podrá defendernos?

Nos encontramos con varias paradojas:

Si hasta hace unos días la solidaridad era dar la mano al prójimo, ahora es no darla.

Se decía que no podíamos estar en dos partes a la vez. Ahora, con la masificación del tele-trabajo, eso es más que posible.

Queríamos que nuestros hijos dejaran el celular y compartieran afuera y cara a cara. Ahora necesitamos que hasta las clases sean virtuales.

Se pone a prueba al máximo nuestra capacidad de adaptación. La empresa, la organización, la familia, la persona, debe reinventarse. Ciertas creencias deben cambiar; algunos valores deben re-interpretarse, de acuerdo al contexto. Las normas de crianza deben flexibilizarse y adecuarse a los requerimientos y a las posibilidades.

El énfasis general está en la salud física. Pero ¿qué pasa con la salud mental? En los lineamientos, protocolos de acción y prioridades ¿dónde están nuestras emociones?, ¿qué hacemos con el miedo, la incertidumbre, la tristeza, la ira? Sumemos a eso, que no debemos angustiar a nuestros seres queridos, especialmente a los niños.

Esta pandemia no sólo nos ha tomado por sorpresa, sino que nos ha dejado sin las herramientas que solíamos usar. Debemos generar canales de comunicación y apoyo, que nos permitan seguir avanzando, de manera colaborativa, generosa y respetuosa de los derechos y deberes de cada uno. Mostrémosle a nuestros niños que con amor, creatividad, esfuerzo y empatía, podemos derrotar al monstruo con corona y salir fortalecidos como personas y sociedad.