El Índice de masa corporal  (IMC), generalmente es utilizado para evaluar si el peso es saludable en relación a la estatua, este se calcula a partir del peso y la altura, pero en muchos casos, no basta con conocer estas dos variables para determinar el estado de salud de un adulto mayor.

Es importante conocer la composición corporal de los mayores, evaluando al menos, la masa muscular, grasa y ósea. Esto se vuelve fundamental en condiciones clínicas, en donde el peso corporal y el IMC, no reflejan con precisión alteraciones del estado nutricional.

Personas de edad avanzada con un IMC normal, pueden presentar sarcopernia (disminución de la masa muscular, fuerza y/o rendimiento), deterioro en el hueso y/o aumento de tejido adiposo, tanto visceral como subcutáneo. Todos estos fenómenos pueden ocurrir independiente de los cambios en el peso corporal.

Incluso un adulto mayor con obesidad, puede presentar baja masa ósea, acompañada de una disminución en la masa y fuerza muscular, fenómeno que se conoce como “obesidad osteosarcopénica”

La masa muscular juega un papel fundamental en la preservación de la masa ósea, cuando hay baja estimulación de trabajos de fuerza, la masa muscular comienza a declinar, lo cual da paso a la pérdida de hueso debido a la falta de tensión.

Michael Orsbee y colaboradores, mecionan en una de sus investigaciones publicada en Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle que el entrenamiento sistemático de la fuerza, puede promover cambios favorables en la composición corporal, fuerza muscular, metabolismo de los lípidos y densidad mineral ósea, lo cual posiciona al ejercicio físico como un tratamiento no farmacológico de vital importancia en el tratamiento de la obesidad osteosarcopénica.

La nutrición también juega un rol fundamental en la prevención y el tratamiento de la obesidad osteosarcopenica. Se ha evidenciado que la ingesta de proteínas más allá de la dosis usualmente recomendada, es importante para prevenir la pérdida de masa muscular y promover el aumento de la fuerza muscular en los adultos mayores.

Recomendaciones para personas mayores:

Visitar periódicamente al médico para evaluar su composición corporal, parámetros cardiometabólicos y funcionales.

Dentro de lo posible, realizar actividades cotidianas que demanden fuerza muscular, como cargar bolsas de supermercado, actividades de jardinería, tareas domésticas y subir escaleras, entre otras.

Acudir a profesionales del ejercicio físico que lo orienten en la participación de programas de entrenamiento que incluyan ejercicios de fuerza.

Acudir a profesionales de la nutrición que lo orienten en un plan de alimentación y suplementación orientado a aumentar la masa libre de grasa.