La movilización del voto, clave en esta segunda vuelta

El último debate presidencial previo a la segunda vuelta resultó a simple vista «entretenido», sobre todo los seis minutos que se otorgó para que debatieran al final del programa; fue ordenado, cada bloque con un tema, lo que permitió que entraran de lleno en la educación, en la salud, en la economía, entre otros. Este formato con 46 puntos de rating los expuso en forma individual y, por ende, a sus programas.

El debate presidencial comenzó con los cuestionamientos al intervencionismo electoral por parte del gobierno, en el ámbito de la educación la discusión se centró en la condonación de la deuda del CAE, luego al tema valórico donde se mostró la mayor distancia entre ambos; y las pensiones, economía y salud marcaron los peak de opinión en las redes sociales, especialmente cuando Sebastián Piñera acusó de «vende humo» a Alejandro Guillier por los montos de su programa. Pero seguridad, narcotráfico y educación fueron los temas que más los enfrentaron.

El Senador de Fuerza de Mayoría insistió en la condonación del CAE para siempre, para el 40 por ciento más vulnerable; el candidato de Chile Avanza, en tanto, dijo que le iba a devolver a los padres la capacidad de elegir en educación. En cuanto al matrimonio igualitario y el aborto, el abanderado de oposición aseguró que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, por su parte, el oficialista descartó votar en favor del aborto libre.

En todo caso, los debates no cambian la decisión ya adquirida previamente respecto a un candidato. Sí, hay que entender el objetivo del debate, pues es la última gran oportunidad que tienen los candidatos para poder cautivar la votación necesaria y ganar en segunda vuelta, obviamente, el objetivo no es el mismo para Piñera como para Guillier; si bien el debate es una oportunidad de iguales, la audiencia a capturar es distinta.

Sebastián Piñera tiene que capturar 860 mil nuevos votos en el escenario que vayan a las urnas este domingo 6 millones setecientas mil personas, de los cuales José Antonio Kast ya le aportaría 420 mil. A diferencia de Alejandro Guillier que tendría que tener un millón 800 mil electores para subir de su 22 por ciento de primera vuelta. Entendiendo eso, se descubre el discurso de nichos.

Piñera técnicamente tuvo una mirada más de comunidad, fue mucho más empático, ya no hizo mención a que hizo esto y esto otro en su gobierno, fue expresivo y a su vez tranquilo y pausado, habló de sueños y de futuro; por lo tanto, fue él quien se focalizó mejor en su público objetivo con el efecto del discurso de nicho. Todo esto aparejado con un mejor manejo escénico, frente a Guillier, que como periodista fogueado y con experiencia de décadas antes las cámaras, sorprendió, más aún cuando miraba hacia abajo, con las respuestas por la tangente no alcanzando a lo que le pedían los periodistas moderadores.

Alejandro Guillier no logró sellar con su audiencia, en el contexto que hay un millón 300 mil votos del Frente Amplio que están resolviendo porqué votar por él. Desaprovechó este contacto, con ese 55 por ciento que votó en primera vuelta por su candidatura, el Frente Amplio de Beatriz Sánchez y los demás candidatos.

El tema está que en las segundas vueltas hay un desincentivo de ir a votar en la medida que se ausenta el candidato titular; entonces, en este momento, cuando los contenidos están sobre la mesa, quien definirá esta elección, será la participación de los electores, especialmente en cómo la identificación del candidato con su sector inicial provoque la movilización del voto.