La educación de los niños, niñas y jóvenes con talento académico en Chile

Desde comienzos de los años noventa surgen reformas educativas centradas en fortalecer los procesos de enseñanza no solo de los docentes, niños, niñas y jóvenes sino de todos aquellos que presentan algún tipo de necesidad en educación especial.

Aunque la educación en el país se ha caracterizado por el continuo avance en materia de diversidad, para nadie es un secreto que no se han considerado a los jóvenes o adultos talentosos que presentan estas necesidades educativas especiales en nuestras políticas públicas.

Es así, como se hace ineludible que el Estado busque la esencia de la equidad en la construcción de una educación inclusiva para cada uno de los niños, niñas y jóvenes pertenecientes a nuestra sociedad. Considerando que los estudiantes talentosos al igual que cualquier otro, tienen derecho a oportunidades que le permitan desarrollar al máximo sus potencialidades, propiciando acciones que eviten la situación de marginación y abandono de sus necesidades especiales en el sistema escolar.

Este fenómeno en nuestro país es un tema que recién aparece en la agenda educativa y principalmente impulsado por la creación del Programa Educacional para niños con Talentos Académicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, PENTA UC.

Es así, como el programa de la PUC se ha transferido a otras instituciones a lo largo del país, tomando la iniciativa tanto en la identificación de estos casos como en la intervención adecuada para potenciar las capacidades de todos aquellos estudiantes con algún potencial de talento académico.

Según lo señalado por Violeta Arancibia, Psicóloga y docente Titular de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Chile, “los estudiantes con talentos académicos tienen características que los distinguen y de las cuales surgen sus necesidades educativas especiales. Destacan sobre todo por sus habilidades en el plano cognitivo, presentan una gran facilidad e interés hacia el aprendizaje, lo que se ve expresado en la edad precoz en que adquieren conocimientos, en la intensidad, en su capacidad de atender y concentrarse en tareas de orden académico y en la complejidad al momento de abordar y analizar tareas”.

En el ámbito emocional se evidencia una dicotomía entre el desarrollo cognitivo que es más acelerado que el resto de sus pares y el desarrollo evolutivo que es normal o levemente tardío en los planos sociales y emocionales.

“Aquellos estudiantes con un potencial talento académico presentan una alta intensidad y sensibilidad emocional, la que asociada a sus habilidades en el plano cognitivo, los hace pensar y analizar los acontecimientos del mundo, ser más sensibles a experiencias personales y a acontecimientos históricos que consideran injustos”.

Por tanto, cuando hablamos de un individuo talentoso no solo nos referimos a una persona que posee un conjunto de habilidades o capacidades sobresalientes en diversas áreas. Nos referimos también a una persona que desarrolla las habilidades necesarias para poder responder de forma adecuada a nivel académico, social, emocional y cognitivo, permitiendo que cada persona sea considerado como un ser integral.

Según las investigaciones en esta materia, las diferentes Universidades del país atienden alrededor de 2.000 estudiantes aproximadamente, por lo cual, se puede inferir que solo el 0,6% de la población con talento recibe una atención óptima para dar respuesta a sus necesidades cognitivas.

A pesar que existe las condiciones para que la inclusión escolar de aquellos estudiantes con necesidades educativas especiales sea una realidad, aún faltan algunos aspectos que considerar y abordar por parte del Estado que tienen que ver con la relación de una política específica para atender a esta población.

En Chile, los esfuerzos de atención en el tema educativo se han centrado en la media de la población y ha quedado como tema secundario la atención a los extremos. De estos extremos, el que ha sido más favorecido por iniciativas ministeriales es el de las necesidades educativas especiales asociadas a las discapacidades, más no los que están en el extremo superior a quienes, desde los organismos centrales, no se les ha atendido en forma adecuada, debido a las políticas públicas vigentes (UNESCO, 2004).

El problema radica en que, si nadie detecta las características del niño, niña o joven con talento académico, no hay paso a la evaluación-diagnóstica. Por ello, es importante que la formación de los docentes sobre las características y necesidades educativas de los estudiantes con talento sea primordial, no sólo para ofrecer una atención educativa adaptada, sino por su importante contribución como agentes de detección, diagnóstico e intervención, áreas donde el psicopedagogo debe cumplir un rol activo en el proceso de potenciación de los aprendizajes de los niños que presentan estas características.