Sin lugar a dudas el juego es uno de los fundamentos humanos esenciales que permiten el desarrollo del hombre, a través del juego es donde podemos ser y estar de manera plena. Se juega en todos lados, de distintas formas, contextos y lugares, pero jamás perdiendo su finalidad que permite descubrir, explorar, crear e imaginar. En efectos podemos decir que el juego es consustancial a la cultura humana, y sus características e implicancias trascienden las dimensiones físicas, psicológicas y sociales del hombre.

El juego y su asociación con el “bien-estar” es algo interesante de analizar y evidenciar, ya que desde tempranas edades se asocia un niño que juega como un niño saludable, mientras que en etapas más adultas el juego y la asociación se plasma en un adulto alegre sin mayores complicaciones o problemas (por tanto en bien-estar).

Necesitamos entonces comprender que el juego es “bien-estar” y como tal un fundamento humano básico digno de desarrollar con la intención de poder ser personas alegres, curiosas, creativas, lo que repercutirá en el desarrollo de un óptimo bien-estar y calidad de vida.

En la actualidad los índices de sobrepeso, obesidad, sedentarismo e inactividad física han llegado a cifras alarmantes en población adulta no pudiendo alcanzar las recomendaciones mundiales de actividad física y/o ejercicio físico para la salud, desencadenando una serie de problemas epidemiológicos a nivel país en las edades tardías.

El ritmo acelerado de nuestras vidas cada vez nos deja menos espacio para el esparcimiento y la recreación, disminuyendo los espacios de re-creación en torno al juego. Buena iniciativa es complementar las actividades y/o talleres que se imparten al adulto mayor en donde las estrategias recreativas, lúdicas-deportivas, podrían ser un buen aliado del juego.

Jugar (moverse) como estrategia para completar el mínimo de minutos semanales recomendados será muy beneficioso para el adulto mayor. La no práctica de manera sistemática de alguna actividad que conlleve gastos calóricos mayores al basal será perjudicial para la salud, es por esto que el juego como actividad física espontanea es una gran alternativa para moverse y estar de manera saludable en este grupo etario.

Jugar (moverse) será importante siempre cuando podamos promover los tiempos y espacios de juego para mantenernos saludables, ya que es imprescindible tensionar el concepto salud, no desde una vereda puramente física o biomédica, sino que co-construida en socialización con el resto de personas que frecuentamos, por lo mismo, generar esos espacios de interacción social, de re-creación de carácter lúdico, por medio del juego practicado de manera periódica en cualquier etapa del ciclo vital permite que se estimule de manera holística un “bien-estar” y un incremento de la calidad de vida.