Enfermería de Práctica Avanzada, aporte directo en el acceso a salud

En este momento de la salud universal, tras el enfrentamiento a una pandemia aún no superada, y con la brecha de acceso a salud para todas y todos, es el momento de observar quienes pueden y deben aportar en esa tarea potenciando sus roles. Y el llamado es directo a las y los profesionales de Enfermería.

La Organización Mundial de la Salud plantea que en el 2023 el déficit de personal de Salud es de 7,2 millones; de ellos, 4,3 millones corresponden a la brecha de enfermeros y enfermeras. Esto no mejorará: al año 2035 se proyecta un déficit total de 12,9 millones, mucho más de lo que podemos llegar a cubrir en el corto plazo. Por otra parte, agravando la situación, las soluciones son de suma urgencia para las personas que pueden llegar incluso a fallecer esperando un cupo en las listas de espera para su atención en salud, que un sistema de salud colapsado no da abasto para responder de forma oportuna. Es urgente salvar vidas y entregarles condiciones dignas para existir.

En la Estrategia para el Acceso Universal a la Salud y la Cobertura Universal de Salud, de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), se establece que “las poblaciones en situación vulnerable, en extremos de la vida, las mujeres, niños y niñas, las minorías étnicas, las poblaciones indígenas y afrodescendientes, los migrantes, los pacientes con enfermedades crónicas o incapacitantes, entre otros, son los grupos más afectados por este problema”.

Educación, salud, vivienda, no son simples banderas de lucha de los países con menor desarrollo económico, es una realidad de vida de las poblaciones a lo largo del mundo. Mayor o menor subsidio en salud en los países, todos y todas nos vemos enfrentados a la necesidad de cubrir con gasto del bolsillo las demandas en salud de las personas mayores, o ante la eventualidad de un accidente o de requisitos más amplios como un trasplante u otra intervención quirúrgica. No hay elección, no es por gusto que debemos estar sanos, es una necesidad prioritaria si esperamos llegar a ser un país productivo, tener una buena calidad de vida y disfrutar existir en comunidad con el entorno.

Pero entonces, ¿cuáles son las mejores opciones de respuesta ante la crisis de acceso a salud a nivel mundial? No podremos generar una gran masa de profesionales y técnicos en tan poco tiempo, pero sí podemos potenciar a los y las enfermeras de Chile, para que ellos sean quienes aporten de manera directa en el acceso a salud. La solución es clara y pasa por voluntades políticas, reconocimiento de realidades y apoyo a la capacitación de enfermeros/as especialistas. Esta necesidad es reconocida desde la mirada mundial: en la reunión de la OMS “Policy Dialogue Meeting on the Nursing Workforce”, celebrada el 2017, se planteó que “la Enfermería es un elemento fundamental para lograr los objetivos de la estrategia global, y que se deben apoyar los avances en la cualificación técnica de todos los trabajadores de la Enfermería, además de desarrollar los instrumentos políticos necesarios para su fortalecimiento y reconocimiento”.

Los y las enfermeras tienen la formación curricular y las competencias profesionales para desarrollar un rol avanzado. Esto es una realidad que debe ser potenciada.

La historia es extensa, en la década de los ´60, en Estados Unidos y Canadá, se implementan las Nurses Practitioners (NP) o EPA, que son enfermeras licenciadas con una práctica profesional autónoma, empleadas en los servicios de salud o que trabajan de manera independiente, y que son ampliamente reconocidas en el sistema de salud y demandadas por la población.

Australia, Canadá, Estados Unidos, Hong Kong y Nueva Zelanda han implementado los roles avanzados de enfermería. España, Estados Unidos, Holanda, el Reino Unido y Suiza son ejemplos de países cuyo interés político en la ampliación del rol de las enfermeras surgió a partir del déficit de médicos de familia, de los cambios en los sistemas de salud y del desarrollo de nuevos modelos de atención a la salud.

Los cambios en la legislación, la política y las reformas al sistema de salud en Australia, China y Finlandia, representaron una oportunidad para la incorporación de las EPA. Un análisis profundo de las dificultades en el acceso a la salud en Chile nos está dirigiendo a plantear la especialidad de enfermería en práctica avanzada, y este es y debe ser un primer gran paso.

Todos estos países han visto resultados potentes en salud pública, en cuanto a compensación de personas con patologías crónicas y reducción directa de listas de espera. Un profesional enfermero/a de práctica avanzada, a través de sus conocimientos profundos de fisiopatología, farmacología, gestión y liderazgo entre otros, puede facilitar el acceso a salud de personas que habitualmente no logran atención, permitiendo corregir errores administrativos y asistenciales anquilosados en un sistema de salud que necesita renovación, necesita potenciar a los profesionales y centrar la mirada en las necesidades de las personas.

La atención enfermera es holística, trascendemos a la patología, el centro es la persona y este principio es uno de los que el Modelo de Atención Integral en Salud con enfoque familiar y Comunitario postula como base para la asistencialidad. Entonces desde el lenguaje actual, estamos enfrentando la necesidad de evolucionar.

Nos resta definir cuáles serán los siguientes pasos para el avance de la Enfermería de Práctica Avanzada. El llamado es a la reflexión y a la acción porque la Salud Pública nos requiere y no podemos quedar indiferentes. Es imposible bajar los brazos si aún hay tanto por hacer.

 

 

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