El “chinese dream” y las contradicciones de Beijing

«El país cuenta ahora con más de 300.000 personas con un patrimonio neto superior al millón de dólares cada uno. Estos yuppies chinos han sido bautizados como “chippies”.

Tuve la suerte de visitar China hace unos años y no puedo negar me pareció disonante percibir una cultura fuertemente orientada al mercado, propia de las economías capitalistas, dentro de un país comunista, centralizado y cuestionado por sus derechos humanos.
Los centros comerciales se repletaban de compradores -depredadores- de todo tipo de bienes de consumo. Quizás hace tres décadas, cuando Deng Xiaoping –cuestionado por las muertes en la plaza de Tian’anmen- tuvo el sueño de una República Popular próspera y moderna, no imaginó el real impacto de abrir las puertas a la inversión internacional y alejarse del dogma comunista en lo que a materias económicas se trataba; tampoco que el mercado del lujo en China representaría un 18% del total mundial, lo que se explica porque el país cuenta ahora con más de 300.000 personas con un patrimonio neto superior al millón de dólares cada uno. Estos yuppies chinos han sido bautizados como “chippies”.

China tiene mucho de lo necesario para ser la primera potencia mundial, en especial a través de su gente y su cultura, con su inagotable capacidad de trabajo, paciencia infinita, gentileza y sabiduría milenaria…

Ejemplo de ello es lo que ocurre en la ciudad sureña de Guangzhou, que sin ser una de las grandes metrópolis como Beijing o Shanghai, posee centros comerciales exclusivos para tiendas de lujo, que superan con creces el nivel de las existente en Rodeo Drive en Los Ángeles, la Quinta Avenida en Nueva York, los Campos Elíseos en París y por cierto, a nuestros mejores malls en Santiago.
Así como Japón pudo convertirse en la segunda economía global, desde una nación destrozada por la 2da. Guerra Mundial, China tiene mucho de lo necesario para ser la primera potencia mundial, en especial a través de su gente y su cultura, con su inagotable capacidad de trabajo, paciencia infinita, gentileza y sabiduría milenaria, todos componentes de una fórmula que permitirá replicar y superar lo alcanzado en los ’80 por los nipones y dar paso al nuevo “chinese dream”.
No obstante, antes de consolidar su liderazgo económico, China debe superar desafíos en temas como la contaminación de sus ciudades; las condiciones laborales de du gente, especialmente la campesina y aquellos aspectos relacionados con la protección a la propiedad intelectual.