Día Internacional de la Educación No Sexista: desafío pendiente en Chile

El 21 de junio es el Día Internacional de la Educación No Sexista, establecido con la finalidad de promover una educación participativa e igualitaria en materia de género y diversidad sexual, promoviendo la igualdad de acceso a oportunidades. La educación no sexista significa estar conscientes de la urgencia de incorporar en los procesos educativos una formación en igualdad de género y de derechos para todas las personas, con independencia de su credo, edad, clase social, cultura, identidad de género u orientación sexual, lengua y condición. Para ello es relevante situar nuestra tarea formativa desde la perspectiva de género que como herramienta conceptual y teórica nos permite identificar desigualdades de género que afectan fundamentalmente a mujeres y diversidades, como también las vías para transformarlas.

Cuando lo anterior no ocurre, las formas de comunicarnos y relacionarnos se tornan desiguales en la familia y en el aula, traspasando dicha desigualdad a otros ámbitos, tales como las instituciones religiosas, sanitarias y laborales. Una de las formas más habituales de perpetuar dichas desigualdades ocurre cuando usamos un lenguaje eminentemente masculinizador que reproduce estereotipos de género que invisibilizan las identidades femeninas y diversas normalizando prácticas sociales de discriminación que sitúan a los hombres en posiciones de privilegio que naturalizan la subordinación de las mujeres al mundo privado, al cuidado, a la precarización laboral, a recibir menos ingresos, entre otros efectos. En el caso de las identidades diversas, el lenguaje masculinizador forja contextos de no reconocimiento, exclusión y aislamiento social con graves consecuencias para su salud física y mental.

En los casos más extremos la ausencia de una educación no sexista puede llevarnos a validar el acoso sexual, la violencia y discriminación de género. Esto fue lo que ocurrió durante décadas en la educación superior chilena, hasta que el movimiento denominado mayo feminista de 2018, develó públicamente las prácticas sexistas que afectaban a estudiantes mujeres y diversidades al interior de las aulas universitarias, evidenciando la urgencia de legislar al respecto. De allí que, desde el Ministerio de Educación, comenzaron a difundirse orientaciones para el uso de lenguaje inclusivo de género y sugerencias para el establecimiento de protocolos contra el acoso sexual en educación superior, logrando en el año 2021 la promulgación de la ley 21.369 que busca erradicar estas malas prácticas en centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades. Por lo tanto, cuando desde nuestras palabras y acciones visibilizamos a las mujeres e identidades diversas, estamos construyendo espacios para reconocer y restituir sus derechos en igualdad de oportunidades que los hombres. Al mismo tiempo que efectivamente podemos colaborar en erradicar la violencia de género, lo que es particularmente necesario de abordar en la región de Valparaíso que desde 2018 ocupa el primer lugar nacional por más casos de acoso sexual, violencia física, crímenes de odio y femicidios.