Consideraciones para el inicio de horario escolar
La alimentación de los escolares requiere un alto aporte de energía y nutrientes. Las recomendaciones de energía para los niños entre 4 y 8 años son de 1.200-1.800 kcal/día y para los de 9 a 13 años de 1.600-2.000 kcal. Los nutrientes se encuentran almacenados en una amplia variedad de alimentos, y ninguno de ellos aporta por sí solo todos los nutrientes a excepción de la leche materna.
Por lo tanto, la alimentación del escolar debe ser variada e incorporar diferentes alimentos tales como cereales, verduras y frutas, grasas y aceites, carne, pescado, leche, huevos, leguminosas y otros, para constituir una dieta variada y nutritiva. Esto permite favorecer su crecimiento y desarrollo óptimo, constituyendo uno de los principales objetivos para las familias y colegio, ya que la malnutrición tanto por déficit (desnutrición) o exceso (sobrepeso y obesidad) puede afectar la salud a corto o largo plazo.
En la Región de Los Ríos, según los resultados del mapa nutricional 2018, la prevalencia de obesidad en niños de prekínder es de un 28%, cifra mayor al registrado a nivel nacional, de un 23,7%. Existe una relación directa entre esta malnutrición, los hábitos alimentarios adquiridos en la infancia y el riesgo de desarrollar enfermedades a lo largo de la vida, ya que durante la infancia se comienzan a formar los hábitos que se mantendrán por toda la vida.
Los escolares son un grupo vulnerable a los desequilibrios nutricionales, pero también son receptivos a cambios en su alimentación. Por lo tanto, los padres deben cautelar que el ingreso a clases sea una oportunidad para planificar la alimentación de sus hijos, especialmente porque tendrán que ajustarse nuevamente a nuevos horarios de comida y sueño.
Energía para el día
Frente a esto, es importante que los niños y niñas consuman su desayuno antes de asistir al colegio, ya que es una de las comidas más importantes y debe cubrir entre el 20 a 25% de las necesidades nutricionales del día. Un desayuno ideal consiste en incorporar un lácteo, cereal (pan, avena) y fruta natural o picada. Los cereales son importantes para proveer la energía necesaria para la concentración y rendimiento. Los lácteos por su parte son una importante fuente de proteínas de elevada calidad, vitaminas (A, D, B2 y B12) y, principalmente, son una excelente fuente de calcio, mineral esencial para la formación de huesos y dientes. Además, la incorporación de frutas ricas en vitaminas, que favorecen el metabolismo de nutrientes y fibra, ayudan al buen funcionamiento del intestino.
También hay que tener en consideración, que si los escolares realizan sus cuatro comidas con una distribución energética adecuada, no es necesario consumir colación. Sin embargo, considerando el contexto escolar se aconseja que se realice solamente una colación que no supere el 10% de sus requerimientos nutricionales. De esta manera se recomienda, una colación de fruta natural, picada, snack de fruta natural, un puñado de frutos secos, yogurt, leche descremada, o un sándwich pequeño a base de verduras y queso fresco.
Es importante, que los padres cautelen que sus hijos lleven su colación saludable y que eviten enviarle dinero para la compra de esta, ya que estarán más expuestos a la ingesta de alimentos altos en azúcares, grasas y sodio, como bebidas, galletas dulces y snack salados. El objetivo de esta colación a media mañana es distribuir mejor durante el día el consumo de nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del cerebro y organismo.
El almuerzo debe cubrir el 25-35% de las necesidades diarias del niño y niña. En el caso que le corresponda llevar su almuerzo se recomienda enviar una ensalada, plato de fondo en base a legumbres, verduras, pollo, huevo y pescado principalmente. Además de una fruta de postre.
La cena se recomienda que sea realizada en familia, con la incorporación de alimentos variados y fáciles de digerir (verduras, carnes magras, huevos etc.). Esta comida no debería ser más allá de las 20:00 horas para garantizar que los niños y niñas puedan dormir bien, ya que menos horas de sueño están relacionadas con mayor prevalencia de obesidad.
También es importante el consumo de agua, los escolares hasta los 8 años requieren en promedio 1.8 litros, y a partir de esa edad aumenta hasta los 2.2 a 2.5 litros. Esta cantidad debe incrementarse si se practica algún tipo de ejercicio físico. Siempre deben mantenerse bien hidratados, ya que el agua de grifo o mineral sin sabor les ayuda a restituir la cantidad que necesita su organismo y así mejorar su rendimiento.
Una conducta positiva y proactiva por parte de los padres en la etapa escolar se asocia al establecimiento de hábitos de vida saludables, ya que la familia constituye el modelo de conducta alimentaria que los escolares aprenden. Esto comprende que a la hora de la comida, se deben evitar las distracciones y crear un ambiente familiar que favorezca el desarrollo de un comportamiento de alimentación saludable. Además, durante la compra de alimentos se debe leer bien las etiquetas, es importante fijarse que el producto no aporte una gran cantidad de grasas, azúcares y sodio. Para esto es importante seleccionar aquellos alimentos que no tengan sellos “ALTOS EN”.