“La esperanza en tiempos de pandemia”, fue el tema central de la primera jornada del XVII Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Dirección Nacional de Formación e Identidad.

Dando vida a uno de las actividades institucionales más significativas para la Universidad Santo Tomás, en el marco de la Semana de Santo Tomás de Aquino y con invitados nacionales especiales, se llevó a cabo la décima séptima versión del Congreso Católicos y Vida Pública.

La versión zona sur integrada por las sedes de Curicó, Talca, Chillán, Concepción, Los Ángeles, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt y Punta Arenas, respectivamente, fue inaugurada por María Esther Gómez de Pedro, Directora Nacional de Formación e Identidad, quien compartió unas palabras de bienvenida evocando el mensaje de esperanza que entrega Santo Tomás de Aquino, en el marco de esta semana en la que se relevan los pensamientos y valores del hombre que da nombre a la institución.

“Santo Tomás de Aquino que es nuestro patrono dice que la esperanza es una virtud o una emoción que se da cuando uno aspira a un bien futuro, no fácil de alcanzar, pero posible y aquí lo que aspiramos es al bien en comunidad, el cielo”, señaló la autoridad.

En la ocasión, Monseñor Fernando Chomalí Garib, Arzobispo de Concepción, quien lleva 17 años formando parte de este encuentro compartió su mirada en torno al impacto que ha tenido la pandemia en la sociedad y de qué manera se puede rescatar la esperanza en medio de la incertidumbre.

Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomalí

Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomalí Garib.

“La pandemia nos ha dejado claro que somos tremendamente vulnerables y desde ese punto de vista es importante ver el sentido estético y contemplativo de nuestra vida. Para vivir la fraternidad tenemos que reconocernos como hijos de Dios, tenemos que pasar de una sociedad competitiva a una sociedad que comparte más”.

 Su excelencia, Monseñor Chomalí Garib, destacó además la labor que vienen realizando distintos grupos de fraternidad en torno al prójimo en la región del Biobío, los cuales han trabajado activamente para rescatar estos valores junto a la comunidad. “Yo los animo a una esperanza realista, a una esperanza comprometida, a una esperanza no paralizada sino a una esperanza en movimiento”.   

 La esperanza en tiempos de pandemia desde diversas miradas

El encuentro, moderado por Marcelo Patroni, periodista y Director de Formación e Identidad sede Valdivia, contó con distintas rondas de diálogo en la que intervinieron el capellán y magíster en Teología, José Miguel Alvarado, quien, desde la espiritualidad bíblica, explicó cómo desde la experiencia de la fe en Cristo resurge la esperanza, una esperanza que se va construyendo y que se va haciendo.

“La esperanza está asociada a la Fe en Cristo y a la confianza en aquello que no vemos, aparece en medio de la confusión y el tocar fondo. Pudiésemos pensar que los discípulos lo tenían todo fácil. Sin embargo, el evangelio relata como muchos fueron abandonando en medio de la tempestad”, señaló el capellán de sede Puerto Montt y Osorno.

En tanto, el psicólogo, investigador y académico de la U. de Concepción, Felipe García Martínez; abordó el impacto que ha generado la pandemia en la salud mental de las personas. Durante su presentación, explicó que estos cuadros de depresión, frustración, estrés, ansiedad, crisis de pánico, y desesperanza, además de la pérdida de sentido en la vida de las personas se produce a raíz de eventos altamente traumáticos.

Según el Dr. en Psicología, varios estudios sobre trauma dan cuenta que la religiosidad y esperanza ante eventos altamente estresantes producen un factor protector frente a la incertidumbre, sensación de soledad y la pérdida de sentido que pueden tener las personas en situaciones estresantes.

“A lo largo de toda nuestra vida vamos a encontrar obstáculos y en algunas ocasiones incluso nos vamos a caer. Sin embargo, lo que nos reconforta es la posibilidad de levantarnos con o sin ayuda para poder seguir luchando, viviendo y aportando. Pensar, por ejemplo, que soy más fuerte de lo que creía, reconocer que hay gente en la que me puedo apoyar, es abrir los ojos y decir sí, mi vida tiene un propósito”, señaló el Dr. en psicología.

 Ante esta situación, aseguró que el crecimiento postraumático es la capacidad de aprendizaje en situaciones difíciles y que la religiosidad aporta entonces un marco de significado ordenador.

 Para finalizar el encuentro Zona Sur, el abogado Rodrigo Pérez de Arce, analizó a nivel macro los distintos procesos sociales que ha tenido que enfrentar el país para retomar la dignidad, la esperanza y la voluntad de seguir construyendo un mejor futuro, asumiendo que el descontento y desesperanza han sido parte de la indignación que ha mostrado la ciudadanía en los últimos dos años.

Para el magíster en sociología, Pérez de Arce son muchos los ámbitos que requieren hoy día especial atención, aunque el prisma de la dignidad y el orden social se vieron lesionados, el abogado planteó cómo desde la reinvención de la política es posible recuperar el camino y establecer como centro al ser humano.

“Nadie se salva solo. Hay un espacio colectivo que proteger. Los católicos deberíamos partir por reforzar a nuestras comunidades locales desde el reconocimiento de una dignidad profunda, es decir ver al otro como hijo/a de Dios”.