Carrera de Kinesiología de UST Viña del Mar adapta sus terapias para seguir apoyando en medio de la pandemia al programa “Dependencia severa” del Cesfam Marco Maldonado

La característica principal de este programa era que las terapias se realizaban en el mismo hogar de los pacientes, pero ahora se han tenido que buscar diferentes fórmulas para cumplir con los objetivos en modalidad online.

Hace cinco años, la carrera de Kinesiología de UST Viña del Mar junto al Cesfam Dr. Marco Maldonado iniciaron un trabajo conjunto en el denominado “Programa Dismovilizados”, que consistía en entregar atención profesional a domicilio a pacientes que no pueden trasladarse a un centro asistencial gracias al trabajo de docentes y alumnos de internado. Ha pasado el tiempo, el programa hoy se llama “Dependencia severa” y se sigue desarrollando incluso con las condiciones adversas que impone la pandemia de Covid-19. Ante la imposibilidad de concurrir a los hogares de los usuarios, se debió implementar la modalidad a distancia, algo que implicó un enorme desafío que hasta ahora rinde positivos resultados.

“Ha sido difícil en este contexto de pandemia, tuvimos que traspasar todo a modalidad online, lo que implicó que hubiera que seleccionar a los pacientes que contaran con factibilidades técnicas como acceso a computador o a whatsapp para poder realizar la terapia por ese medio”, comenta Marjorie Cabezas, docente a cargo de esta iniciativa y de los campos clínicos en general.

Cuando comenzó la participación de Kinesiología en este programa, la principal dificultad radicaba en que los hogares de los usuarios no cuentan con elementos propios de un centro de salud o de una clínica kinésica, por lo que había que recurrir al ingenio para reemplazarlos. En pandemia, ese problema se vio acrecentado porque en la terapia no hay una interacción directa entre los involucrados.

Debido a la pandemia, los alumnos se vieron en la imposibilidad de asistir a los domicilios de los pacientes. Por ese motivo, se decidió implementar la modalidad a distancia, que hasta el momento ha dado resultados positivos.

 Inconvenientes en medio de la pandemia

¿Cómo se han sorteado los inconvenientes propios del trabajo a distancia? Con ingenio. La académica de Kinesiología cuenta que “tenemos que explicar todo a través de una cámara porque utilizamos Zoom o videollamadas de whatsapp. Los alumnos usan peluches o muñecos que tienen en sus casas para explicar los movimientos, dónde los cuidadores deben posicionar las manos, cómo tomar a los pacientes, etcétera. También se enviaban pautas de ejercicio en video para que los pacientes y sus cuidadores revisaran cómo realizar los movimientos”.

“A algunas personas les complica el tema, incluso desde antes de la pandemia porque se sienten invadidos cuando tienen que recibir a un kinesiólogo en su casa. Ahora se sumó la incomodidad de estar haciendo ejercicios frente a una pantalla sin contar con implementos. Ahí tuvimos que recurrir a pelotas, almohadas, cámaras de bicicletas, lo que fuera similar a los implementos que se usan presencialmente. Por ejemplo, para ejercicios de peso usaban botellas de aceites, paquetes de arroz, etcétera”, añade Marjorie Cabezas.

Las fallas de conectividad también fueron un problema, porque era frustrante para el equipo y los pacientes que las terapias se interrumpieran o no se pudiera concretar. Por lo mismo, se optó por enviar videos de ejercicios, movilizaciones, masajes y técnicas de transferencia para apoyar a los cuidadores y que los pacientes los pudieran hacer en su hogar.

Con el paso del tiempo, el trabajo a distancia ha podido combinarse con terapias presenciales, respetando siempre las medidas de prevención contra el Covid-19, lo que incluye, por ejemplo, la utilización de elementos de protección personal para ingresar a los domicilios, resguardando además el aforo permitido para espacios reducidos.