Investigación de Trabajo Social de UST Viña del Mar explora la relación entre jóvenes trans y los privilegios del patriarcado

“Identidad de género de jóvenes trans: Perpetuación y pérdida de privilegios patriarcales”, es el nombre del estudio que fue publicado en la revista Scopus “Masculinidades y Cambio Social”.

Sabido es que, en una sociedad como la chilena, el patriarcado es la norma que rige nuestras relaciones y roles en diferentes niveles. Hay patrones muy arraigados que otorgan ciertos privilegios a las figuras masculinas y roles subordinados a las figuras femeninas. En ese escenario, desde la carrera de Trabajo Social de Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar surgió la siguiente pregunta: ¿cómo vivirán esta realidad las personas trans? ¿el transitar desde una identidad de género a otra implicará heredar los privilegios o discriminaciones de la “nueva” identidad? Un estudio publicado en la revista Scopus “Masculinidades y Cambio Social” entrega algunas luces sobre el tema.

“Identidad de género de jóvenes trans: Perpetuación y pérdida de privilegios patriarcales”, es el nombre del artículo que fue escrito colectivamente por la doctora Verónica Rubio, directora de la carrera, junto a Fernanda Basáez, Eiby Escorza y Giovanni Fuenzalida, tesistas y actualmente colegas. Dicho escrito es parte del proyecto de investigación interna categoría regular 039942, liderado por la doctora Rubio. A través de entrevistas en profundidad a seis jóvenes trans en la ciudad de Valparaíso, se pudo establecer que sus discursos efectivamente contribuyen a la repetición de pautas normativas de género.

Dicho en palabras simples, quienes transitan a una identidad de género masculina, luego reciben los privilegios que históricamente la sociedad les ha otorgado a los hombres. Y quienes transitan a una identidad femenina, reciben los estereotipos que se les suele otorgar a las mujeres, que se resumen en la subordinación ante el género masculino.

 Repetición de pautas patriarcales

¿Eran esperables estos resultados? Verónica Rubio responde que “lo que queríamos saber era si al transitar, las y los jóvenes trans reproducían mandatos de género. Y nos dimos cuenta que si bien ellos y ellas al transitar logran fracturar la identidad de género que se les impuso socialmente, incluso desde antes de nacer, después vuelven a reproducir estas pautas normativas de género al comportarse como hombres o mujeres”.

La directora de Trabajo Social señala que esto es una suerte de paradoja, de la cual sus protagonistas son conscientes y les genera incomodidad porque “se dan cuenta que al transitar a una identidad femenina pierden los privilegios y comienzan a ser víctimas de violencia, de acoso, de discriminación. Las mujeres que transitan a identidades masculinas viven una situación inversa y al final adquieren privilegios que no tenían. Primero tratan de salir de la opresión de la identidad impuesta, lo logran, pero después se dan cuenta que reproducen el binarismo de género, a pesar de estar conscientes de querer escapar de estos mandatos hegemónicos. Y no es algo que les acomode, por lo que a través de distintos activismos intentan eliminar las distintas expresiones de discriminación de que son víctimas las personas trans”.

 Las universidades como espacios seguros

¿Por qué es tan difícil escapar de este esquema? Básicamente, porque todos los agentes sociales con los que interactuamos “empujan” a mantener este orden binario que no acepta cuestionamientos. “El patriarcado, los mandatos hegemónicos de género están por todas partes. En el trabajo, en la familia, en la religión, en las instituciones educativas y de salud, en el mundo laboral. El mundo está construido en base a dicotomías”, sostiene la académica, responsable del proyecto “Acción situada y discursividad para la inclusión de diversidades sexo genéricas”, dentro del cual se enmarcó esta investigación.

En ese mismo sentido, Verónica Rubio apunta que las instituciones de Educación Superior deben jugar un rol fundamental para ofrecer espacios seguros a las personas trans y representantes de todas las diversidades. “Nosotros y nosotras debemos ser agentes de apoyo para nuestros, nuestras y nuestres estudiantes trans, ofrecer un espacio seguro donde no se cuestionen las identidades de género ni sus expresiones, es decir, un espacio respetuoso de las diversidades y absolutamente libre de cualquier tipo de discriminación, donde efectivamente les acompañemos en sus procesos de transición, desde el reconocimiento afectivo, jurídico y social, respetando los nombres sociales y pronombres que ellos, ellas y elles decidan usar”.

Para poder ofrecer ese espacio, es urgente realizar capacitaciones tanto para docentes como funcionarios/as y estudiantes. “Hoy existe una Ley de Identidad de Género que se debe respetar, las universidades están obligadas a establecer protocolos y espacios seguros y libres de discriminación, pero esto debe ir más allá de una cumplir una norma, debe nacer desde el respeto irrestricto a la dignidad humana. En el caso de nuestra institución, se ampara en uno de sus valores fundamentales: respeto e inclusión, el que debe estar presente en las aulas y en nuestras relaciones humanas y no sólo en nuestras declaraciones de principios”.