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Liliana Iturriaga, bióloga: “Los humedales se pueden transformar en un gran patrimonio turístico para la región de Coquimbo”
La experta expuso en la Universidad Santo Tomás de La Serena acerca de los “Humedales y el cambio climático”, instancia donde aclaró conceptos e hizo hincapié en la trascendencia del cuidado medioambiental.
¿Cuánto sabemos de la biodiversidad que habita a nuestro alrededor? ¿Hacemos algo sobre el rastro que deja nuestra huella de carbono? ¿Estamos en conocimiento respecto a la escasez de agua dulce en la región de Coquimbo? Este tipo de interrogantes medioambientales han cobrado relevancia en las últimas décadas y debido a ello los expertos del mundo científico se han convertido en portavoces del conocimiento, cuidado y conservación de ecosistemas clave para la vida humana y animal.
La bióloga Liliana Iturriaga Manríquez, experta en el manejo de poblaciones de flora, vegetación y humedales con problemas de conservación; además de docente, evaluadora ambiental y asesora científica de organismos no gubernamentales en el país, es una voz autorizada al respecto y recientemente expuso en la Universidad Santo Tomás de La Serena acerca de los “Humedales y el cambio climático”.
Enmarcada en el contexto de las actividades desarrolladas en torno al Tema Sello 2017, “San Francisco de Asís: Hogar y Misión, Nuestra casa común”, la charla de la experta puso término a las iniciativas realizadas respecto a esta temática por la Dirección de Formación e Identidad, y además, aclaró conceptos e hizo hincapié en la trascendencia del cuidado medioambiental.
“Como profesores tenemos la misión de educar, pero si no conocemos el valor de lo que nos rodea, no podremos enseñar para conservarlo”.
¿Qué se entiende por un humedal?
Los humedales son ecosistemas muy singulares porque presentan una gran biodiversidad, la más alta del planeta; inclusive, en algunos estudios, son comparados con los bosques.
Como ecosistema alberga muchos conceptos geográficos, por ejemplo ríos, lagunas, lagos, esteros, la orilla del mar, albuferas, rocas, islas, etc. Existe una gama de humedales tanto marinos como continentales, y todos ellos poseen una biodiversidad particular y nos entregan gran cantidad de servicios ecosistémicos, que en otras palabras, significa que nos brindan un gran aporte de oxígeno, depuran las aguas, y por sobre todo, nos entregan agua.
¿Y los humedales de la región de Coquimbo tienen alguna característica o valor especial?
En la región de Coquimbo existen humedales de diversos tipos, muchos de ellos están ubicados en la parte costera, desde Pichidangui pasando por Huentelauquén y Tongoy, hasta más allá de Punta de Choros. Entre ellos hay lagunas y desembocaduras que poseen una gran importancia para las aves migratorias, pero lamentablemente algunos están bastante deteriorados, como el del Culebrón, que pese a todos los estudios que tiene al respecto, las intenciones de conservarlo no han sido muy buenas.
También existen humedales en la zona continental, como son los ríos y esteros que van conformando una malla hidrológica muy importante para la región, y que a pesar de que a veces los vemos secos, ellos están allí.
Asimismo, la región cuenta con humedales alto andinos, donde muchos de ellos no están protegidos y lamentablemente han sufrido un gran deterioro por los monocultivos y la gran expansión de la minería.
¿Qué es un monocultivo?
Son cultivos, por ejemplo, de naranjas y paltas que han cambiado el uso del suelo, utilizan grandes cantidades de agua y han sustituido el bosque nativo.
“En otros países hay un gran desarrollo turístico en los humedales, por ejemplo, en Melbourne, Australia, todos los humedales y playas están protegidas y tienen un gran desarrollo turístico, y por ende la gente los visita”.
¿Está enterada respecto a algún cambio en los humedales costeros de Coquimbo, que, a causa del tsunami de 2015, recibieron agua del mar?
Los tsunamis y también las marejadas hacen que entre la cuña marina a estos humedales, sufriendo alteraciones, pero ellos después tienen una evolución que hace que no queden tan deteriorados y se vayan reponiendo, a causa también de las aguas lluvias que los dividen. En suma, son bastante activos y se van reconstituyendo ante este tipo de cambios.
A largo plazo, y considerando la urbanización que han experimentado las ciudades y el cambio climático, ¿cree que seguirán existiendo estos sitios?
Tienen que existir, o si no dejaremos de existir nosotros. Las napas freáticas van por abajo y si las rellenamos, como ha pasado con la construcción de edificios, terminan dañando a estas construcciones. Por ello, hay que cuidar estos sitios y los cursos de agua natural que corren bajo nuestros pies.
“Recién en los colegios entró el tema de la biodiversidad, pero resulta que a los niños les enseñan para dar el SIMCE y la PSU, pero no para desarrollar una mirada reflexiva respecto a nuestro patrimonio natural y su valor”.
¿Y qué puede hacer la sociedad para preservar los humedales?
El término más importante es dejar de consumir, y debemos ser más conscientes de que nuestra huella de carbono está regresando como un búmeran que se refleja en el cambio climático. Es momento de empezar a reflexionar y pensar en nuestro medioambiente.
¿Sería bueno pensar en sacar algún rédito turístico a un humedal?
Los humedales se pueden transformar perfectamente en un gran patrimonio turístico, porque tienen un gran patrimonio de biodiversidad. Hay muchas personas que vienen a ver pájaros y otros que poseen una flora espectacular; por ejemplo, Punta de Teatinos debiese ser un santuario con un parque y senderos establecidos, lo que significaría para los propietarios una entrada de dinero enorme, pero hay que aprender a hacer las cosas. En otros países hay un gran desarrollo turístico en los humedales, por ejemplo, en Melbourne, Australia, todos los humedales y playas están protegidas y tienen un gran desarrollo turístico, y por ende la gente los visita.
¿Pero basta con educar o se necesita de algo más para instalar el valor de los humedales en la opinión pública?
Falta mucha educación, sobre todo en los colegios para que se hable de este tema. Recién en los colegios entró el tema de la biodiversidad, pero resulta que a los niños les enseñan para dar el SIMCE y la PSU, pero no para desarrollar una mirada reflexiva respecto a nuestro patrimonio natural y su valor. He ido a dos colegios y ni siquiera conocen el estero El Culebrón: estamos mal en eso.
Como profesores tenemos la misión de educar, pero si no conocemos el valor de lo que nos rodea, no podremos enseñar para conservarlo.