Representando a la sede Rancagua, más de una decena de estudiantes se trasladaron hasta la Región del Maule para los tradicionales trabajos voluntarios que realiza la institución.

Ya es una tradición: en las vacaciones de invierno y verano, estudiantes de Santo Tomás se movilizan por el país para los trabajos voluntarios. En esta oportunidad, representantes de las sedes de Rancagua y Curicó se unieron para apoyar a la comunidad de Hualañé.

En total, fueron más de 30 estudiantes de distintas carreras del Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica de ambas sedes que se unieron una vez más a esta actividad solidaria. Paulo Triviños, estudiante de Preparador Físico en Rancagua, ya ha vivido tres veces este voluntariado: “Siempre, como el primer día, estoy orgulloso de representar a Santo Tomás y seguir participando, ya que es una experiencia muy bonita, las personas con las que trabajamos nos dan una enseñanza muy bonita de la vida. No sólo vamos a crecer como profesionales, sino también como personas”.

Por su parte, Catalina Astudillo Carreño, estudiante de Psicopedagogía fue por primera vez a trabajos voluntarios, motivada por ayudar a otros y aprender de ellos: “La experiencia que más me marcó fue ver a las familias agradecidas por el trabajo que realizamos junto a las cuadrillas; si bien nuestra experiencia en construcción no era la más amplia, aprendimos los unos de los otros y logramos de manera efectiva cada caso que se nos presentó, es por esto que la gratitud de cada familia era más significativa, saber que una pequeña ayuda puede mejorar la realidad de diferentes personas, no tiene precio”.

Los estudiantes tuvieron que instalar tabiquería, cambiar techos, poner filtros en las paredes, cortar madera y muchos otros trabajos con el objetivo de mejorar las viviendas de ocho familias de la comuna de Hualañé, en la Región del Maule.