Ignacio Huerta, Premio Sello 2020

“Gastronomía es una elección tan válida como ingeniería, medicina o derecho”

Estudiante de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena de Ovalle recibió con mucha satisfacción el reconocimiento que lo destaca por encarnar los valores tomasinos y lograr un alto desempeño académico.

Desde que Ignacio Huerta ingresó a estudiar Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena en el CFT Santo Tomás, sede Ovalle, se destacó por su interés en participar en múltiples actividades de su carrera y de la casa de estudios. Era el año 2019, por lo que las salas de clases y cada uno de los espacios del establecimiento de educación superior estaban llenos de jóvenes estudiantes explorando los conocimientos y las vivencias que los prepararían para la vida laboral.

Entre ellos Ignacio, quien resultó electo como delegado de curso, más tarde participó en la Escuela de Líderes, postuló un proyecto a los fondos de la DAE para relevar el esfuerzo de mujeres madres estudiantes, participó de actividades relacionadas con el Tema Sello Santo Tomás e incluso cuando finalizaba su primer año se atrevió a ser monitor de un curso de gastronomía china, impartido por el Instituto Confucio UST.

Su entusiasmo en cada una de estas actividades era equivalente con su esfuerzo académico, por lo que le fue otorgado el Premio Sello Santo Tomás 2020, un galardón que reconoce los logros académicos de los estudiantes, a la vez que los distingue por encarnar los valores tomasinos.

Cuando recibió la noticia, Ignacio cuenta que ésta le “trajo mucha alegría para mí y para mi familia, es un reconocimiento bastante importante y eso es emocionante, por otro lado significa un alivio regigante, por lo que significa este premio, tener un año gratuito”.

Un beneficio importante, puesto que él no contaba con ningún financiamiento estatal para estudiar. “Pensé que no iba a poder hacer muchas cosas porque tenía que seguir trabajando para poder pagarme la carrera. Económicamente fue un alivio gigante, lo habíamos conversado con mi mamá que el año se venía difícil pagar la carrera”.

Por otro lado, Huerta sostiene que “en cuanto al tema profesional es un importante premio, además he participado en varias certificaciones de Santo Tomás, que nos entregan apoyo para desarrollar las habilidades blandas para mejorar nuestro currículum y un premio así será relevante en mi currículum el día de mañana cuando esté en alguna entrevista”.

Estudiar gastronomía: una valiosa elección

El empeño que Ignacio ha puesto en sus estudios, no solo tienen su fundamento en la pasión que siente por la cocina, sino que también por su deseo de demostrar que estudiar su carrera es una valiosa elección.

Como muchos estudiantes, que les va bien en el colegio y en la prueba de ingreso a la universidad, cuando terminó la enseñanza media él optó por una carrera universitaria. “Me decían que no desperdiciara mis buenas notas y mi buen puntaje”. Sin embargo, dice que no pudo sobrellevar la carrera, sobre todo porque se encontraba lejos de su hogar.

“Yo quería estudiar gastronomía, pero el comentario clásico es: ‘pero eso es un hobby, lo puedes hacer como hobby’. Además,  como  había dejado una carrera atrás no sabían si me estaba tomando como un juego la carrera o de verdad quería estudiar esto. Creo que con el premio demostré que la estaba tomando bastante en serio”.

A la vez, la intención del futuro chef es cambiar la visión que se tiene de la carrera, por lo que uno de sus deseos como delegado era “quitarle el estigma de que es el casino del instituto, quería  demostrar que es una línea de vida, una elección tan válida como puede ser estudiar ingeniería, medicina o derecho”.

Clases en pandemia

Luego de varios meses de clases online, Ignacio estaba ansioso por volver a clases presenciales, puesto que para él era muy extraño mirar a sus compañeros por video y comentar con ellos y sus profesores las recetas sin poder realizarlas.

Empero, reconoce que “los ramos teóricos eran sobrellevables,  pero cuando tuvimos que cubrir horas de los ramos prácticos de manera online fue difícil rescatar algo del aprendizaje,  por eso fue una gran alegría cuando nos dijeron que podíamos volver, aunque muchas personas se asustaron, pero dentro de mí yo quería volver a la cocina, al laboratorio a aprender”.

Al retornar a las aulas el trabajo fue intenso, ya que debieron comprimir en tres meses el trabajo de un año académico, bajo estrictas medidas sanitarias.  “Si tomamos como comparación un banco, un negocio, incluso un restaurante, se tomaron las principales medidas de prevención, había muchos puestos con alcohol gel, pediluvio, señalética al ingreso de los talleres y en la sede, con un aforo súper limitado”, comentó Huerta.