El proyecto del andador pediátrico se ejecutó con materiales reutilizados y permitió que un niño con Parálisis Espástica diera sus primeros pasos.

“Get up and go” es el nombre del andador pediátrico creado por los estudiantes de cuarto año de la carrera de Kinesiología de la Universidad Santo Tomás (UST) Valdivia, Miguel Carrillo y Ricardo Catalán, que contribuirá al desarrollo motriz de un niño con Parálisis Espástica, que se atiende en la Escuela Diferencial Schmidt de la capital de la Región de Los Ríos.

“Todo esto comenzó por la asignatura que estábamos rindiendo, que es Órtesis y Prótesis, en la cual siempre a final de semestre se solicita una evaluación de un proyecto que debe ser creado en base a la necesidad de alguien, con materiales reciclables e innovadora”, señala Ricardo Catalán.

Posteriormente, los estudiantes desarrollaron su trabajo de investigación llegando hasta la Escuela Diferencial Walter Schmidt de Valdivia, donde la kinesióloga del establecimiento les presentó el caso de Benjamín Espinoza, un niño de cuatro años que sufre de Parálisis Espástica, y que requería de un andador especialmente adaptado a su cuerpo para comenzar a desplazarse.

“Siempre estuvo en nuestro corazón ese colegio, es más, siempre trabajamos pensando en ello, así que preguntamos por la kinesióloga y cuando nos dijeron que sí, fuimos el mismo día y presentamos nuestro proyecto. Ella nos dijo que lo que realmente necesitaban era un andador pediátrico, en este caso para Benjamín”, expresó Miguel Carrillo.

Andador pediátrico

Tras conocer el caso clínico, los estudiantes se dedicaron a la construcción de “Get up and go”, que fue diseñado pensando en Benjamín. Para facilitar el aprendizaje de la marcha, este andador “tiene cuatro ruedas a diferencia del tradicional que sólo posee dos, ayudando al desplazamiento; tiene un aductor, que separa los pies del niño, ya que ellos tienden a juntarlos; y un arnés similar al tradicional andador para que descanse y pueda darle mayor estabilidad a su cadera”, explica Carrillo.
“Nos demoramos un poco más de una semana en desarrollar todo el proyecto, principalmente porque éramos inexpertos, dado que no sabíamos usar la soldadura y las demás maquinarias, además del secado de pintura”, añade Ricardo Catalán.
Los materiales que se utilizaron para la confección fueron una mesa de fierro de colegio en desuso, aislante para tubos de caldera, parte de un asiento de motocicleta, tiras para mochila, pintura, ruedas y soldadura al arco.

Calidad de vida

Ambos estudiantes valoran de manera positiva el desarrollo de esta iniciativa, ya que les permite ampliar los ámbitos de trabajo de su profesión, además de la generación de redes. No obstante, lo que más destacan es el aporte que realizan para mejorar la calidad de vida personas como el pequeño Benjamín.

“Para nosotros, que trabajamos la rehabilitación y el movimiento, poder ver a Benjamín caminando es muy satisfactorio, sobre todo ver el tema de la ergonomía”, señala Miguel Carrillo.

En tanto Ricardo Catalán, manifestó que «es una bendición sentir que ese trabajo arduo que realizamos sirve para el tratamiento de este niño, es maravilloso, y ojalá nos cuenten en el futuro que Benjamín aprendió a caminar de manera autónoma”.

 

Benjamín en andador Pediátrico

Benjamín Espinoza, usando el andador pediátrico construido por los estudiantes de Kinesiología.