Terapia Asistida con Animales: ¿Cuál es su importancia y quiénes pueden acceder a ella?

Los docentes Rodrigo Pulgar de Medicina Veterinaria y Vilma Blanco de Terapia Ocupacional UST Santiago explicaron por qué las terapias con animales son tan importantes hoy en día y cuáles son sus principales beneficios.

Desde hace algunos años, varios hospitales, centros de salud y padres han decidido utilizar la terapia asistida por animales para tratar diversos problemas y/o enfermedades, con el objetivo de generar un lazo entre los pacientes y su animal de compañía que los ayude a mejorar su estado de ánimo, además de brindarle un impacto positivo en su salud mental y física.

Bien sabemos que la mayoría de los animales de compañía son perros, quienes suelen caracterizarse por su lealtad, entrega y también por llenar esos vacíos que puede dejar un accidente, el estrés post traumático o trastornos de conducta como la hiperactividad y el déficit de atención. También logran dar compañía a aquellas personas que padecen de ansiedad o depresión, volviéndose parte importante de su mejora.

Pese a que todos los días vemos a personas acompañadas de un animal guía, es sumamente relevante destacar que este tipo de compañía/terapia siempre debe estar dirigida y supervisada por un profesional, ya que, al fin y al cabo son animales que, en un mal momento, podrían hacerle caso a sus instintos.

Las terapias asistidas con animales buscan trabajar en cuatro áreas, principalmente: Física, Cognitiva, Emocional y Relacional, teniendo siempre en mente responder a las necesidades que presente cada persona.

El académico de la Universidad Santo Tomás Santiago, Rodrigo Pulgar, de la Facultad de Recursos Naturales y Medicina Veterinaria, explicó que los gatos también son sumamente importantes en este tipo de terapia, ya que con ellos «se ha reportado reducción del estrés y generación de estados de tranquilidad. Su ronroneo fomenta emociones positivas y sus señales de afecto causan gran impacto en sus dueños«, dijo.

«Por otra parte, los delfines son grandes terapeutas por su conducta y por los sonidos que emiten ya que estos equilibran la homeostasis de nuestro organismo. Hay muchas experiencias del beneficio de la delfinoterapia en trastornos físicos y condiciones neurológicas diversas«, añadió.

Perros guías

Sobre los perros guías, Pulgar comenzó explicando que «existen perros de asistencia que se adiestran para el tratamiento de múltiples y diferentes pacientes, mientras que los de servicio son educados para un paciente en específico. Por ejemplo, los perros de servicio son para gente ciega, sorda, con epilepsia y diabetes, entre otros, los que generalmente son adiestrados desde pequeños. Claramente reciben entrenamientos específicos según su función«.

«En el caso de los perros de asistencia, el ejemplo clásico son los que se ocupan como apoyo emocional para personas con trastorno del espectro autista. Pero hay muchos otros pacientes donde puede ser beneficioso como pacientes oncológicos, déficit atencional, proceso de duelo, hipertensión arterial, ancianos en hogares y muchos más. Estos perros deben realizar cursos de intervención asistida junto con su tutor, pues ambos deben ser certificados (el tutor como entrenador de perros de asistencia o especialista en intervenciones asistidas con perros)», añadió.

Sobre cómo son elegidos los perros para esta labor, el profesional señaló que éstos «deben tener certificados de vacunas, desparasitaciones y certificado de salud emitidos por un médico veterinario. Deben estar acostumbrados a ser transportados en automóvil, además de no presentar condiciones dolorosas que compliquen su labor».

«Como trabajarán con personas extrañas deben tener aptitud para el trabajo considerando que presente un buen nivel de concentración y no se distraiga tan fácilmente. Debe ser altamente tolerante a gente desconocida, ser muy sociable y que disfrute de la compañía humana. Lógicamente deben ser muy dóciles», agregó, asegurando que los perros de servicio o asistencia sí o sí deben tener períodos de trabajo definido que consideren tiempo de descanso. También tienen que cumplir estrictamente sus cuidados sanitarios.

En esta línea, Rodrigo Pulgar aclaró que «los animales de servicio requieren utensilios especiales, como lo son los zapatos para el pavimento. Los perros que trabajan en la nieve usan antiparras para el sol. También pueden requerir arneses especiales para trasladar cosas o artículos de rescate. Y lo más importante es que todos los animales de servicio deben tener pecheras o arneses que los identifiquen como tales y que sean visibles e interpretables para cualquier persona».

Vilma Blanco, docente de Terapia Ocupacional de UST Santiago, complementó lo dicho por Pulgar, recalcando que las terapias con animales son muy beneficiosas, puesto que el contacto con ellos «favorece la permanencia de la persona en su tratamiento. El vínculo se fortalece y el usuario disfruta más la intervención, sobre todo cuando trabajamos con niños y niñas», dijo. En el caso del perro, «este es un animal doméstico y cotidiano, casi todo el mundo tiene o ha tenido uno en su familia, y eso hace que el vincularse con él sea más simple. Además, estos coterapeutas deben pasar por un entrenamiento físico donde desarrollan distintas habilidades útiles para la intervención», agregó.

Hipoterapia

La hipoterapia se basa en el movimiento del caballo para estimular los músculos y articulaciones del paciente, provocando también una reacción sensorial. Con el pasar de los años, este tipo de terapia ha demostrado ser capaz de mejorar la movilidad de los niños, jóvenes o adultos que, generalmente, han sufrido diferentes parálisis.

Rodrigo Pulgar dijo acerca de la hipoterapia que los caballos utilizados «deben ser entrenados para dejar que las personas se acerquen a ellos sin miedo y a no temerle a los utensilios que su utilizan durante la terapia como las sillas de ruedas o muletas. Además, deben tener un lomo que se ajuste a las necesidades del paciente. Debe brindar comodidad a la persona que lo montará«.

«Los equinos se utilizan frecuentemente como terapia física para desórdenes neurológicos y neuromusculares como parálisis cerebral, normalización de tono muscular, entre otros, y entregan beneficios para personas con autismo y con síndrome de Down», agregó, enfatizando en que en estas terapias siempre debe haber un terapeuta y un experto en equinos presente.

Estas palabras fueron apoyadas por Vilma Blanco, quien sostuvo que «la hipoterapia está dirigida a usuarios de distintas edades, desde el año en adelante, y los diagnósticos pueden ser variados, desde diagnósticos del área de rehabilitación física, mental o conductual».

«Los beneficios son múltiples, ya que van desde los posturales, musculares, articulares, sensoriales, fisiológicos, cognitivos, psíquicos, conductuales hasta los comunicacionales y sociales», añadió, revelando que, generalmente, los usuarios de hipoterapia tienen una sesión semanal de 30 minutos sobre el caballo, donde 5 de ellos son sólo de marcha para que el cuerpo pueda acostumbrarse a los movimientos del caballo y así hacer un «precalentamiento».

Sobre si la hipoterapia presenta contraindicaciones, Blanco señaló que éstas «van a depender del diagnóstico y la edad que tenga la persona que recibirá la terapia, ya que según sus características es la raza de caballo que se puede utilizar o las características físicas que debe tener el animal».

En esa línea, ejemplificó: «Si el usuario tiene Síndrome de Down y tiene menos de tres años debo solicitar una radiografía cervical para verificar la estabilidad de la articulación atlantoaxial y un informe médico que apruebe el desarrollo de este tipo de terapia con dicho usuario, o si trabajo con un usuario que presenta una lesión medular, no puede hacer hipoterapia si presenta una escara, o si tengo un usuario de 1 año no voy a ocupar un caballo de espalda ancha, entre otras».

Finalmente, la académica reiteró en que «el perro de asistencia, de apoyo, y el caballo de hipoterapia, tienen que tener un entrenamiento específico que le permita desarrollar habilidades que los otros animales de su especie no tienen. En el caso de la hipoterapia, no basta con comprarse un caballo y subirse en él para hacer la terapia, éste debe estar entrenado para tolerar distintos tipos de juguetes o materiales sin asustarse, tolerar a un jinete que cambia de posición constantemente, trabajar en grupo con otros caballos sin corcovear, etc., por lo tanto, un animal de asistencia o de terapia siempre tendrá que tener un entrenamiento específico«.