“Trabajar como enfermero en un hospital psiquiátrico es algo totalmente distinto”

  • Ricardo Pino, egresado de UST Viña del Mar, se desempeña actualmente en el Hospital Psiquiátrico del Salvador, en Valparaíso, recinto que por sus características representa un desafío que no cualquiera acepta.

Ricardo Pino se tituló a mediados del año pasado de Enfermería en UST Viña del Mar. No le costó encontrar trabajo, de hecho, le ofrecieron quedarse en el recinto donde hizo su último internado, pero a los pocos meses decidió cambiar de rumbo y se integró al Hospital Psiquiátrico del Salvador, en Valparaíso.  Una apuesta atípica en la que, confiesa, “al principio quería salir arrancando”, pero que hoy lo tiene muy entusiasmado.

“El ingreso al mundo laboral fue complejo en primera instancia, incluso yo diría un poco traumático porque Enfermería tiene esa tendencia, afuera todo es más autoritario por un modelo de formación que afortunadamente está cambiando. Pero en lo personal, mi experiencia en internado fue buena, en el Hospital de Peñablanca mi tutora me ayudó mucho, me dio tranquilidad y seguridad en mí mismo. Egresé y me contrataron al tiro ahí mismo”, recuerda.   

A fines del año pasado optó por mudarse al hospital psiquiátrico y descubrió un mundo totalmente nuevo: “es un hospital de especialidad, mediático, entonces era un gran desafío para mí. Y me di cuenta que, si bien la formación de pregrado siempre te acompaña, al ingresar hay que formarse prácticamente de cero. Lo que yo he aprendido es gracias a los colegas más antiguos que me transmiten su experiencia”.

Trabajar en un hospital psiquiátrico es complejo, dice Ricardo. “Uno siempre está expuesto a violencia física, verbal, porque son personas en situación de calle que tienen enfermedades de salud mental descompensadas, son heteroagresivos, tienen ideaciones suicidas… Es un conjunto de patologías de salud mental que están todas en una sala y tú eres el enfermero jefe de toda esa sala. Tienes que estar constantemente vigilando a tus pacientes para que no se lesionen, no te agredan, no hagan nada hasta que se compensen”, explica.

Además, la falta de recursos siempre ha sido un problema, aunque la situación ahora está cambiando y “empezaron a inyectar recursos y se están preocupando más de la salud mental, haciendo capacitaciones y entregándonos las condiciones más básicas que antes no teníamos. Era difícil ejercer la Enfermería en esa adversidad, pero la tendencia está cambiando, aunque siempre hay un estigma al hablar de salud mental, al menos ahora el tema está en la mesa. Pero falta mucho. Por ejemplo, yo en pregrado tuve un solo ramo de salud mental, lo que es la nada misma, y también afuera faltan cursos para especializarse, como que no hay nada establecido”.

“Al principio yo quería salir arrancando. En ese hospital hay mucha rotación de enfermeros que incluso al segundo día de trabajo ya no van porque simplemente no les gusta. Uno cuando piensa en Enfermería se imagina trabajar en servicio médico quirúrgico, pero acá estamos hablando de la parte psicológica, es algo totalmente distinto. Después con el tiempo me fui acostumbrando y entendí que yo tengo muchas herramientas para poder aportar y ayudar en la actualización del hospital y por eso decidí quedarme”, señala.

Ayudar a que el hospital pase de un modelo biomédico a uno comunitario hoy es su principal motivación. “Yo estoy trabajando en un modelo de Enfermería adaptado en salud mental, mis jefaturas me han apoyado para hacerlo porque el hospital quiere hacer ese cambio, después de las cosas mediáticas que han pasado, ahora quiere empezar a ser el referente en este tema. Es bueno estar acá en ese momento, todo se está implementando recién y yo quiero ver cómo puedo aportar a este proceso desde la Enfermería”, finaliza.