El año pasado más de 3000 jóvenes fueron atendidos en centros de salud por violencia en el pololeo, sin contar atenciones en salud mental por depresión, ansiedad, ideación o intento suicida. La violencia contra la mujer sigue siendo una amenaza a la salud pública.

Todos los días vemos en noticieros algún tipo de agresión hacia la mujer. La más reciente y mediática, la violación de Antonia Barra y su posterior suicidio. En este caso no solo fue violentada por el denunciado, sino que también por su entorno, al no creerle y no acoger su desesperación.

La violencia contra la mujer tiende a aumentar en cualquier tipo de emergencia, especialmente en mujeres más vulnerables. Esto no sólo es válido para quienes conviven con sus parejas o maridos, sino que para quienes están en relaciones de pololeo.

¿Cómo se daría la violencia si la pareja no está cerca físicamente? La violencia contra la mujer implica control y manipulación del otro. Por ello, mientras se mantenga contacto, puede haber violencia.

Las conductas de control van más allá del contacto físico. El temor a que se “enoje” lleva a la mujer a entregar claves de Internet y permite que el otro tenga acceso a sus redes sociales, controle publicaciones, a sus amigos, a quien bloquea. Vía WhatsApp u otra plataforma puede prestarse para que sea insultada, denostada y denigrada. A la vez, puede ser expuesta a situaciones sexuales online en las que no desee participar, pero no tiene opción de decir no. Son muchas las formas en que una mujer puede ser agredida por su pololo a la distancia.

Hoy más que nunca hay que crear conciencia sobre estos actos, que muchos confunden con amor, pero solo es control, produciendo daño y dolor. En este contexto, el Seminario sobre Violencia en el Pololeo en Chile surge como una forma de crear conciencia y mostrar a todos (hombres y mujeres) lo que es amar sanamente, con respeto y sin violencia.