¿Qué tan importante es el bienestar y emocionalidad en el proceso de aprendizaje?
Cada cierto tiempo esta pregunta es fuente de discusión entre docentes, familias, estudiantes, padres y/o apoderados. Para poder identificar si existe aprendizaje, debemos primero saber que es aprendizaje y que es aprender. Si buscamos su significado esto nos indica que es la acción y efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa y aprendizaje es adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia.
Pues bien, para adquirir un aprendizaje significativo, verdadero y duradero es importante entender que esto, está ligado a lo emocional, al bienestar por sobre todo en niños y niñas, sentir seguridad, tranquilidad y fortalecer su autoestima por parte de quien desea enseñar. Las emociones y el bienestar ayudan y estimulan el aprendizaje, activando redes neuronales, por lo tanto, los aprendizajes se consolidan de mejor manera.
¿Quién no tiene el recuerdo de un aprendizaje adquirido con alegría y esfuerzo, pero a la vez con el respaldo constante y dedicación de la persona que estuvo permanentemente en este proceso? Es por esto que el trabajo constante debe ir siempre en generar un ambiente grato y positivo, entregando la confianza necesaria, así se reciben de mejor manera los estímulos, adquiriéndose por un tiempo prolongado el aprendizaje y con mayor facilidad.
Consideremos además que sobre todo en este periodo de virtualidad en el que cada vez se hace más necesario sonreír, escuchar y respetar a través de una pantalla en la que queremos que aprendan y sientan esa seguridad al momento en que se deciden a activar ese pequeño botón del micrófono frente a la clase y opinar. No olvidemos que es responsabilidad de cada uno de nosotros como agentes activos en el proceso de enseñanza aprendizaje generar ambientes agradables, positivos y llenos de empatía, capaz de transmitir a los demás que cada estudiante puede lograr aprender, independientemente de las dificultades que puedan presentar en ciertas áreas.