Porteo ergonómico: Un poco de historia, Beneficios, seguridad y cuidados

Por Gabriela Fuentes, Enfermera, Monitora de lactancia, Profesora asistente UST Temuco. Mg en Fundamentos para la Enseñanza en Cs de la Salud.

A diferencia de lo que se cree, el porteo no es un método de crianza nuevo, nace probablemente desde los comienzos de la humanidad como medida segura y efectiva para movilizarnos con nuestras crías. A medida que fuimos evolucionando, el mundo se encargo de hacernos creer que los niños debían ser “más autónomos” desde el nacimiento y las madres y padres comenzaron a retirar poco a poco a los niños de los brazos, de hecho en muchos lugares del mundo se establece poseer una habitación exclusiva para el recién nacido, se evita tomarlo mucho en brazos para no “malcriarlo” e incluso se utiliza como medio de transporte el coche, externalizando aún más los cuidados de un ser que necesita de los brazos para sentir seguridad y contención.

Abdala, L. (2019) en su estudio: La crianza natural:una solución biográfica frente a la desfamiliarización y mercantilización del cuidado señala que en estos estilos de crianza se priorizan los lazos afectivos ligados a la familia y al cuidado, las madres entrevistadas se proponen recuperar lo que ellas perciben como “natural” mediante una serie de prácticas, entre ellas la importancia de unos de los pilares de la crianza natural: el contacto “piel con piel” del bebé con su madre.

La teoría del apego formula que el ser humano tiene la necesidad innata de vincularse con otros individuos específicos no aleatorios, y, a modo muy general, se plantea en ella que un bebé genera una vinculación intensa hacia su madre, en condiciones normales, y que este vinculo se mantiene a lo largo de los años. Separarse de la madre, o de la figura de apego, generará en este pequeño ser reacciones afectivas importantes que serán la base de futuras relaciones puesto que el vínculo cuidador-niño cumple una función regulatoria importante a nivel emocional (López, E. 2014; Gúzman, M et alt. 2016). Derivado de lo anterior, pueden distinguirse varios tipos de apego que van desde estilos seguros a inseguros y estos entonces se ven influenciados por las experiencias tempranas. De esta manera, las experiencias vinculares tempranas se integrarían progresivamente a la estructura de personalidad y permitirían anticipar, interpretar y responder a la conducta de las figuras de apego, al incorporar de manera integrada experiencias presentes y pasadas (Gúzman, M et alt. 2016).

Ahora bien, ¿cómo se lograría entonces, con el porteo, un apego seguro? Pues si bien sabemos que existen variados tipos de apego, es el apego seguro el que garantiza un correcto desarrollo, y esto lo logramos entregando cuidados y apoyo permanente cuando el bebé lo necesite. Que mejor manera de hacerlo que teniendo al hijo cerca del cuerpo de su madre o cuidadora o cuidador y manteniendo en él una sensación permanente de seguridad con el solo hecho de cargarlo con un contacto estrecho generando un vinculo emocional desde temprana edad.

Entonces, el porteo reaparece como una práctica de crianza natural hace unas décadas y sigue sumando adeptos hoy en día, ya que es un método fácil de utilizar, económico y que tiene muchos beneficios para el niño y la niña porteada y también para la madre o los distintos cuidadores.

 

Es muy importante señalar que, si bien se han registrado algunas muertes por asfixia en portabebés, estas se han debido al uso inadecuado de estos (López, E. 2014), por lo tanto, es de suma importancia indicar que existen algunas medidas de seguridad que debemos considerar para realizar un porteo seguro:

  • El porteo comienza desde neonatos solo utilizando los brazos y luego del mes de vida con algún dispositivo de porteo, se debe revisar el dispositivo elegido ya que algunos se recomiendan desde un peso específico del bebé.
  • El porteo debe ser siempre ergonómico, o sea, debe respetar la fisionomía y fisiología tanto del bebé como de la persona que realiza el porteo. El bebe debe tener la espalda en semiflexión, piernas en flexión y separadas, rodillas más arriba que las caderas (posición M o ranita)
  • El sistema utilizado debe estar tenso para dar el apoyo necesario al bebé, sobre todo de su cabeza, ya que a temprana edad las guaguas no poseen control cervical.
  • El sistema de porteo debe ser cómodo tanto para el bebé como para el adulto
  • El bebé debe ser transportado de frente al adulto y a una altura adecuada que garantice que su vía aérea está segura, esto se verifica manteniendo la cabeza del niño o niña a una altura que nos permita darle un beso en ella, además la nariz debe quedar libre y sus nalgas no deben quedar por debajo del ombligo del adulto.
  • No se debe saltar, correr o trotar mientras se portea, ya que el movimiento repentino y repetitivo es muy peligroso para las guaguas.
  • Tampoco se debe andar en bicicleta o portear dentro de un automóvil, debemos recordar que existen sistema de seguridad específicos para ser utilizados en estos medios de transporte.
  • El niño o niña porteado debe tener una prenda menos que el adulto que portea.
  • Se puede portear a un niño o niña en la espalda del adulto siempre y cuando ya tenga control cervical y se siente, pero siempre en posición en M.

Pero, no solo los beneficios están descritos para los y las bebés, también los adultos que portean obtienen grandes beneficios. Considerando entonces que los niños y niñas porteados son más tranquilos, lloran menos, duermen más, etc. se desprenden variados beneficios para los cuidadores, por ejemplo, tener menos “estímulos estresantes” mejora en ellos la autoestima (López, E. 2014;Moraga, C. 2018), se sienten más capaces de cuidar de este pequeño ser y obviamente sienten que lo están haciendo bien, por lo que el proceso de adaptación a este nuevo estilo de vida es mucho más positivo, de hecho, permite que el padre se empodere aún más del proceso de paternidad siendo un ente activo en la crianza y liberando en algunas actividades a la madre. Cabe señalar que este punto no involucra solo al padre, si no que a cualquier persona del circulo cercano que actúe entregando cuidados. Obviamente mantener “las manos libres” permite a la madre y cuidadores poder realizar otro tipo de actividades, manos que con otros sistemas estarían moviendo constantemente un coche o una sillita mecedora. Además, existe menor prevalencia de depresión postparto, como el hábitat del bebé recién nacido es el cuerpo de la madre, es de esperar que su cuerpo esté fisiológicamente preparado para tener un bebé encima. Se ha explicado también que el contacto y la lactancia implican un equilibrio endocrino particular, dominado por la oxitocina y la prolactina. Por tanto, sin contacto ni lactancia (o no los suficientes) hay un desequilibrio endocrino que puede llevar a una depresión postparto (el cuerpo materno identifica que el bebé ha desaparecido) (López, E. 2014).

Por otro lado, el porteo satisface plenamente la necesidad de cercanía, disponibilidad y contención de la guagua, permite una comunicación más efectiva y una mayor posibilidad de que el niño se sienta seguro de contar con la ayuda del adulto para calmarlo en momentos de estrés (Morada, C. 2018).

Finalmente, no debemos olvidar que existen diversos sistemas para realizar porteo ergonómico: bandoleras, meitai, mochila ergonómica, fular, entre otros. Cada madre, padre o cuidador/a debe buscar el que más le acomode, ya que todos son seguros y poseen los beneficios antes descritos. En la página web del Chile Crece contigo existe diversa información de cada uno de ellos que se recomienda consultar.