Nuevas alternativas productivas para la agricultura del norte chico

En términos del agua, nuestro país se encuentra actualmente en una paradoja. En el norte se cuenta con reservas muy cercanas al 100% en algunos valles y un pronóstico de al menos cuatro temporadas seguras en el ámbito de la producción agrícola, mientras que en el sur se observa un franco déficit de este vital recurso.

Con esto antecedentes, podríamos afirmar que el tiempo de la sequía y de “vacas flacas” por el que pasó la producción agrícola del norte chico (III y IV regiones), se terminó.

Pero esto no es necesariamente así. Numerosos estudios de distintos organismos nacionales e internacionales especializados en el tema nos vaticinan un escenario de creciente escasez en el recurso hídrico para el norte chico, y por ello, es vital asegurar la eficiencia en el uso del agua.

«(…) numerosos estudios demuestran que nuestro particular clima es excelente para el cultivo no sólo de los tradicionales (y poco eficientes) paltos, por ejemplo, sino que además para el cultivo de especies que requieren de menos agua para producir (granado, olivo, higuera, etc.)»

En este escenario, los profesionales del mundo agrícola debemos no sólo luchar día a día por aprovechar al máximo este vital elemento, por ejemplo, con inversiones de acumulación o conducción de agua, sino que además y fuertemente, mediante el cultivo de especies y/o variedades que hagan un máximo aprovechamiento del agua.

En esta línea, numerosos estudios demuestran que nuestro particular clima es excelente para el cultivo no sólo de los tradicionales (y poco eficientes) paltos, por ejemplo, sino que además para el cultivo de especies que requieren de menos agua para producir (granado, olivo, higuera, etc.), las cuales deben priorizarse considerando el análisis comercial y apoyo de los entes estatales relacionados a ello, para que así la solución no sea peor que la enfermedad y estas nuevas alternativas productivas sean realmente viables y exitosas, económicamente hablando.

El recambio de especies y/o variedades más eficientes respecto al uso del agua, más el desarrollo específico, por ejemplo, de porta injertos adaptados a zonas áridas en el caso de los frutales, y el uso de especies hortícolas adaptadas de mejor forma a escenarios de escasez, son, sin duda, parte de la respuesta a los escenarios futuros de limitaciones en el agua para riego que podemos desarrollar, lo cual evidentemente representa un desafío pero también un tremendo espacio para el desarrollo agrícola de la región.

En síntesis, aún queda mucho por hacer en el ámbito productivo agrícola regional, y no sólo para las generaciones actuales, sino que también para las generaciones venideras. ¡Viva el agro!