Aquellos que tuvimos la asignatura Educación Cívica en el colegio sabemos que la participación electoral es esencial para la democracia.

Si los votantes se abstienen, los representantes elegidos no serán en estricto rigor “elegidos” por quienes tienen la capacidad de hacerlo, lo que devendrá tarde o temprano en una crisis de representación.

¿Cuál es el rol de padres y madres en la educación de las próximas generaciones? El desencanto de los jóvenes se ha gestado desde su más temprana infancia y la responsabilidad no sólo radica en la indolencia e ineficiencia del sistema político para acercarse a ellos, sino en la desesperanza de sus propios padres y otros adultos que han transmitido una visión negativa y catastrófica de la política.

Entonces ¿Cómo enseñar a los niños para que, cuando adultos, se involucren, participen y voten, sin presionarlos y obligarlos a imitar nuestras creencias?

Expertos recomiendan dar el ejemplo con ir a votar e invitar a los hijos a compartir la experiencia; no hablar de política, sino de problemas, ya que para los niños puede ser aburrida; y escuchar, intentando no imponer temas.

A ello se suma la necesidad de inculcar en nuestros hijos la importancia del respeto y la tolerancia por opiniones de otros, especialmente aquellas que no coinciden con lo que creemos. Enseñemos a nuestros niños a pensar por sí mismos, en lugar de pedirles que repitan lo que decimos.

Si hacemos esto, con tiempo, tendremos adultos comprometidos social y políticamente, y en las próximas décadas nos encontraremos con jóvenes que luchan por mejorar el sistema, en lugar de abstenerse de participar en él.