Mujer: Conquistas y desafíos en el camino de la igualdad

La épica escena de la película “Las sufragistas” de la directora Sarah Gravon, en donde una de las mujeres que era parte de un grupo de activistas que luchaba por el derecho al voto femenino en Inglaterra, se lanza con su cartel de lucha, contra el caballo del rey de Inglaterra, con el objeto de generar impacto noticioso, y de esta manera instalar la gran causa en la opinión pública, grafica en gran medida el espíritu de sacrificio de la historia de la mujer en relación a sus conquistas y desafíos en el camino a la igualdad.

Los paradigmas que validaban la desigualdad entre hombre y mujer tienen sus orígenes en diversas culturas tanto del mundo occidental, como no occidental, y ello se evidencia fuertemente en la historiografía, en donde los hechos que se consideraban dignos de ser testimoniados para ser recordados en la posteridad, eran aquellos acontecimientos relacionados con hazañas exclusivamente de hombres, en donde se ensalzaban las grandes proezas militares y las hábiles estrategias de conquista territorial. La invisibilización de la mujer en la escena histórica hasta mediados del siglo XX, es fiel retrato de estructuras dicotómicas de superioridad en inferioridad en materias de género.

La heroica ruptura de estos paradigmas fue gracias a mujeres, y también a hombres, que expandieron los confines de su comprensión tradicional a una conciencia de mayor equidad. Cada paso, cada logro, cada conquista en el viaje de la igualdad en la historia de la mujer ha sido un trabajo arduo y persistente, con múltiples rostros cuyas primeras huellas de apertura no estuvieron exentas de sangre y dolor. Cada una de estas huellas ha contribuido poderosa y silenciosamente a reescribir las páginas de nuestra historia, incorporando a la mujer como un sujeto histórico digno de construir su propia existencia, y de ejercer su libre ciudadanía para contribuir al bien común de su sociedad.

La igualdad, más allá de todo debate político e ideológico, es ante todo un acto de justicia, y la justicia requiere una conciencia de valoración, ya que implica reconocer en el otro el derecho a ser y a hacer. Este ejercicio de valoración nos desafía como sociedad a un importante trabajo de formación intelectual, y también moral, en donde la Educación Superior tiene un importante rol de acción.

Al conquistarse el derecho a voto en diversos lugares del globo, además de una creciente inserción en el mundo del trabajo, así como también una mayor conciencia de su sexualidad y maternidad, entre otros, el siglo XX se establece como un periodo de importante historicidad para la mujer al ser testigo de todos estos importantes logros.

El avance obtenido en materias de equidad en todo este último tiempo es innegable, no obstante, el desafío de la igualdad en diferentes campos en donde se desenvuelve la mujer y el hombre aún persiste. Todo parece indicar que el actual periodo histórico viste como una valiosa oportunidad para consolidar una mayor igualdad, que nos permita trascender las barreras del tiempo, disolviendo estructuras de limitación que reivindiquen a la persona humana, más allá de todo género, como aquel sujeto libre, dotado de inteligencia y voluntad, que crea y conquista espacios de bienestar tanto personal, como social.