Los desafíos que deja el estudio de brechas en Minería

Comenzamos el mes de la minería con la presentación en nuestra Región de O´Higgins del Estudio Brechas de Capital Humano en Minería 2020, realizado por el Observatorio Laboral dependiente de la Universidad de O´Higgins y con el apoyo del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) y el Consejo de Competencias Mineras.

Primero, quiero señalar la importancia de la realización de este estudio que genera y analiza información primaria de la región, instancia que hasta antes del observatorio laboral de la Universidad de O´Higgins no era posible, conformándonos sólo con extrapolar datos de estudios nacionales que no representaban necesariamente la realidad regional.

Entrando en los resultados del estudio, quisiera centrarme en tres aspectos de relevancia para la región y que constituyen desafíos para nuestra región:

  1. Una de las conclusiones que más preocupa tiene relación con la formación que se entrega en los liceos de enseñanza media técnico profesional respecto a sus programas de estudio, que indica “escasa vinculación de sus planes de estudio con las necesidades del sector minero”. Esta condición es particularmente delicada y se debe trabajar en poder ajustar los contenidos a las necesidades actuales de la industria minera, lo que no es sencillo, debido a que la formación con el enfoque extractivista intensiva en uso de mano de obra hoy no es útil. Los grandes desafíos están orientados en la electromovilidad, vinculada a la producción y por sobre todo a la mantención de los distintos procesos con uso intensivo en tecnología. Esta declaración implica una modernización de los liceos técnicos, sobre todo en la implementación de simuladores y tecnologías que entreguen a los estudiantes las competencias que hoy se requieren. Este aspecto mejoraría cualitativamente la oferta de estos liceos – que en su mayoría son públicos –, sobre todo en los aspectos de empleabilidad.
  2. Un segundo aspecto es la formación integral que requiere la industria considerando los conocimientos técnicos y el desarrollo de competencias actitudinales o valóricas como liderazgo, obedecer órdenes, disciplina operacional, trabajo en equipo, entre otros. Ello constituye un desafío para las Instituciones de Educación Superior, pero nos equivocamos si creemos que estas competencias dependen exclusivamente de ellas. Este desafío debe ser asumido por todo el sistema educativo, desarrollando dichas competencias desde los niveles iniciales de formación, incluyendo los niveles pre-escolares.
  3. Un tercer desafío es la incorporación de la mujer a la industria minera. Si bien se observan avances, estos son aún insuficientes. Sólo el 10% de quienes trabajan en minería en la región son mujeres y en ello el desafío es claro para las empresas para que incentiven la contratación de mujeres. Sin embargo, nos equivocamos nuevamente si pensamos que este desafío es sólo de las empresas; nuevamente aparece el sector educación como un aliado en este objetivo y no sólo la superior, deben ser todos los niveles que motiven a mujeres a evaluar desde sus primeros años que sus habilidades son necesarias en cualquier ámbito de la industria y la economía.

Lo anterior se plantea porque la pandemia ha disminuido la matrícula de ingreso a Educación Superior en la región (situación distinta a nivel nacional) y también en carreras relacionadas con la minería y en ello la mayor disminución en los últimos años está en las matriculadas mujeres que disminuyó de un 30% de participación el año 2018 a un 10% el año 2021. Ello nos lleva con fuerza a difundir las oportunidades que ofrece la región para la mujer y atraerlas a que se puedan formar para poder cubrir los requerimientos de mano de obra especializada que tendrá la industria en el futuro.

Por último, quiero expresar la preocupación de que la mano de obra especializada en minería no se está contratando en la región, no porque no se quiera, sino porque no se está formando en las casas de estudio de la región. Aquí nace un desafío importante y trascendente para las Instituciones de Educación Superior quienes están llamadas a asumir estas necesidades y responder a las exigencias del mercado en una Región donde el 20% del PIB lo aporta la minería.