La Solidaridad: Fundamento de las democracias
A menudo visualizamos a la solidaridad como un concepto cuya carga semántica está revestida de un halo de caridad, y porque no, de cierto sacrificio. Es así como la solidaridad es considerada la gran invitada a eventos catastróficos que demandan de ella para revertir escenarios particularmente dramáticos.
Difícilmente nos detenemos a identificar a la solidaridad como un valor importante de integrar a nuestras formas habituales de vida. Desde la óptica de la formación ciudadana, ella reconoce en el otro una irrevocable igualdad de derechos, y reconoce además la importancia de la empatía social como eje medular para el diseño de un proyecto común que dota de sentido y bienestar a cada persona.
En ausencia de la solidaridad los Estados desde los niveles más micro a los macros en sus modos de organización, no podrían reparar memorias históricas que demandan justicia, tampoco podrían identificar problemas actuales que viven las personas, y menos avanzar desde la lógica del bien común a acuerdos que garanticen la resolución real a esos problemas.
Los estilos culturales de vida individualistas han promovido valores antagónicos a la solidaridad, que lejos de integrar los principios éticos que implica el ser solidarios, han situado al ser humano en un angustioso espacio de desconfianza en relación al otro. Las exigencias sociales del exitismo acompañada de la incesante necesidad de todo tipo de privilegios, constituyen verdaderas amenazas a la continuidad de los sistemas democráticos, que recordemos tienen en el espíritu de su misión el resguardo de la igualdad, y la dignidad humana.
El importante rol en la formación ciudadana que tiene la solidaridad, comprendida como aquel pegamento de confianzas que permite la construcción del tejido social entre las personas y sus Instituciones, nos interpela a desentrañar el verdadero sentido de ella. Deconstruir la tradicional mirada subsidiaria que tenemos de la solidaridad, por una mirada más trascendente y estratégica en el desarrollo de las democracias ya es un buen punto de partida.