La literatura infantil debe ser como un juguete que divierta y deleite al niño. Por ello hay que entrar al mundo del canto, juego, baile, con bellos libros ilustrados, de colores alegres, misteriosos y fantásticos, mezclando sueños infantiles con la realidad de la vida

Es simplemente literatura escrita para ser leída y disfrutada por los niños, por lo tanto, debe tener valor literario y eso está referido a la calidad estética de la obra, es decir, una obra embellecida, de forma excelente con palabras que rimen, posea musicalidad y a la vez expresen ideas de valor permanente y universal.

En todo este proceso recordemos que es esencial el ejemplo al leer delante de los niños. Esto nos dará la oportunidad de crear hábito lector y compartir momentos familiares en torno a un texto escrito.

Durante los primeros años de vida se construyen los cimientos para ser lectores competentes, por lo que se recomienda que los bebes tengan contacto con los libros, pues promueve la denominada lectura emergente, que significa diferenciar dibujos y objetos, de la grafía, reconociendo que ambas se relacionan entre sí y después conocerán las estructuras de las historias narrativas con su inicio, desarrollo y final.

Esta lectura a nivel cognitivo emocional permite acercarse a otra realidad y aunque más ligada a los sentidos es trasmisora de emociones a través de las voces y el tono. Esto los familiariza con un nuevo juego lúdico, que es el libro, para el cual se puede dedicar un momento mágico del día. Además ayuda al progreso del lenguaje y al enriquecimiento de su vocabulario formando los cimientos para el posterior desarrollo de la lectura. A partir de ese momento se abre un camino de infinitas posibilidades para su desarrollo integral; incluso el leer pasará a convertirse en un acto individual privado en que el niño disfrute de los momentos mágicos de la lectura y siga desarrollándose como persona.

Cuando los niños están en la edad de las mil preguntas los libros son la voz de la sabiduría y muchas veces el único apoyo en el que pueden confiar. Él aprende de todo, además de sacarlos de las dudas los lleva a una interesante actividad mental enseñándole acerca de la libertad de pensar por sí mismo con la mayor responsabilidad, siendo la mejor herencia que podemos dejarle a nuestros hijos.

En todo este proceso recordemos que es esencial el ejemplo al leer delante de los niños. Esto nos dará la oportunidad de crear hábito lector y compartir momentos familiares en torno a un texto escrito. Si buscamos en nuestras bibliotecas encontraremos hermosos textos infantiles, que nuestros padres nos leyeron alrededor de la lumbre de un brasero encendido en una noche de invierno y ese momento mágico familiar nos quedó grabado en nuestra mente infantil y nos incentivó a ser lectores competentes.