La Ballena Azul y el rol de los padres en la prevención de conductas suicidas

En las últimas semanas la opinión pública se ha enterado de un nuevo juego el cual se ha hecho popular entre los adolescentes que frecuentan las redes sociales. El juego es simple: cumplir 50 pasos que llevan a la muerte de quien lo sigue. El juego se denomina la Ballena Azul y en la siguiente columna se abordarán los mecanismos que la investigación en psicología propone para que los padres prevengan el involucramiento de sus hijos en tan peligrosas actividades.

La conducta suicida en adolescentes es cada día más frecuente. Según la Organización Panamericana de Salud (OPS), entre los años 1999 y 2010 se duplicaron las tazas de suicidio en adolescentes chilenos.

Dicha situación, se debe a múltiples factores de riesgo. Por ejemplo, la investigación en el área muestra que los adolescentes comprometidos en abuso de alcohol y drogas y/o en uso excesivo de videojuegos violentos muestran mayor probabilidad de conducta suicida que sus pares. Los jóvenes con tendencias depresivas, autoestima negativa y aislamiento de sus redes sociales (por ejemplo amigos cercanos o padres) también muestran mayor conducta suicida que sus pares.

Ahora bien, el juego de la ballena azul se ha hecho popular en los adolescentes que muestran estas características de riesgo, ya que, aprovechando justamente dichas debilidades, compromete lúdicamente a los adolescentes en conductas autodestructivas que pueden terminar con su vida.

La pregunta que surge es ¿Qué pueden hacer los padres para convertirse en figuras protectoras que eviten el involucramiento de sus hijos en estas actividades? La investigación científica en Psicología Parental nos entrega la respuesta.

El estudio de la parentalidad o características de madres y padres que favorecen el desarrollo psicosocial de sus hijos, indica inequívocamente que existen dos grupos de actitudes y conductas parentales positivas que se relacionan con una adecuada socialización de los hijos, es decir una adecuada inserción de éstos al mundo social adulto.

La primera es el apoyo, es decir todas aquellas actitudes y conductas parentales que responden a las necesidades intrínsecas de los hijos. La investigación indica que el apoyo parental es la base para generar confianza entre padres e hijos, lo que permite la comunicación de cualquier situación anómala como por ejemplo el involucramiento en conductas suicidas a través del juego la ballena azul.

La segunda es la demanda, es decir aquellas expectativas que tienen los padres en relación a la conducta de los hijos. La demanda es tan importante como el apoyo, porque los adolescentes necesitan saber, a través de reglas y límites claros, lo que sus padres esperan de ellos. Así, cuando en una familia existe una demanda clara, el adolescente sabrá con certeza reglas que separan lo correcto de lo incorrecto y por lo tanto evitará el involucrarse en las conductas propuestas por la ballena azul.

En conclusión, si frente a sus hijos usted muestra un alto apoyo y una alta demanda será muy poco probable que éstos se involucren en juegos suicidas y la ballena azul solo será un pasajero y mal chiste.