Bajo lo esperado resultó la inflación de mayo de sólo 0,2%, lo que totaliza una inflación anual de 4,2%. Si bien ésta se encuentra sobre el máximo del rango meta del Banco Central de 4%, se espera que la autoridad monetaria no realice aumentos en la tasa de interés al menos por los próximos meses, ya que la inflación desestacionalizada comprobaría un retroceso en la presión sobre el nivel de precios, debido a la desaceleración económica.

Por su parte, un aumento en la tasa de interés de Estados Unidos, generaría un diferencial de tasas que apreciaría el dólar en nuestro país, traspasando el alza a algunos bienes de la canasta, lo que no debería de generar mayores perturbaciones a los próximos IPC, en un contexto donde se espera que el petróleo no aumente en la misma proporción que la que hemos apreciado en las últimas semanas.

Para junio el IPC debería apuntar a un 0,3% para finalizar el año con una inflación en torno al 3,4% anual, lo que implicaría que para 2017 la autoridad monetaria podría tener una visión más neutra sobre un eventual alza en la tasa de interés, lo que sin duda apoyaría al alicaído crecimiento de nuestra economía.