A pesar de las noticias relativamente esperanzadoras, la vivencia de la pandemia nos sigue afectando, con resguardos y compartiendo vínculos de manera precaria y con precauciones. Precisamente en este contexto es clave hacernos conscientes de los lazos que nos unen y de fortalecerlos, aunque sea de manera virtual, a través del encuentro y el diálogo. De modo especial si las bases de la ciudadanía chilena tienen un rostro de fe, plasmado en el Cristo de la primera Junta de Gobierno.

A este desafío para cada uno y para Chile quiere aportar el XVI Congreso de Católicos y Vida Pública organizado por las instituciones Santo Tomás. En formato on line, la instancia que este año lleva el nombre de Encuentro, diálogo y ciudadanía a la luz de la fe, ha convocado de Arica a Punta Arenas, a cuantos quieran pensarlo. Se ha organizado en esa línea, conversaciones con líderes regionales -en encuentros zonales simultáneos- y con pensadores y testimonios de vida nacionales e internacionales. Pasaremos revista a la economía de comunión y las orientaciones sociales de la Iglesia, pasando por la configuración de esta ciudadanía y el aporte de la política, la caridad, la mujer, el compromiso de los jóvenes, la educación y la historia. El desafío es claro: si de verdad Cristo me y nos da una vida nueva, lo concretaré en un compromiso para colaborar en una ciudad que sea un puente hasta llegar a la del cielo. Pues la pandemia también nos ha recordado que esta vida termina, pero la definitiva es eterna.