Desafíos en educación y los efectos en la academia de transición

De acuerdo con la última medición SIMCE del 2022 el MINEDUC informo que solo un 40% de los estudiantes chilenos comprende lo que lee, donde desde hace 20 años además continúan marcadas dificultades en matemáticas, sin duda a esta altura más que una preocupación, es una realidad.

Las personas son la riqueza de las naciones. Planteada esta afirmación podemos considerar a una nación como rica más allá de términos económicos, a aquella que enfoca sus esfuerzos en otorgar a sus futuras generaciones las condiciones propicias que le permitan un crecimiento de acuerdo con sus expectativas, necesidades e inquietudes en un entorno social favorable para su desarrollo y en particular en este caso, para su educación.

Por el contrario, a estas ideas, la realidad de nuestro país nos muestra la creciente crisis que vive la educación y en particular la creciente brecha social producto de un sistema educacional fragmentado entre el debilitamiento de lo público y fortalecimiento de lo privado, careciendo de un rol social distinguible de esta, que, como resultado, merma el desarrollo humano, y de acuerdo con las mediciones del MINEDUC las brechas parecen por lo bajo mantenerse.

Pero para comprender la crisis actual de la educación, qué en estricto rigor se arrastra por 20 años, es necesario tener en consideración que efectivamente en términos objetivos la educación en Chile si ha tenido esfuerzos importantes en su mejora, por ejemplo, la creación de la carrera docente, escuelas prioritarias o la creación de un 25% más de liceos de excelencia, sumado a currículums de aprendizaje actualizados y pertinentes en términos de contenidos, pero entonces qué ocurre.  ¿Solo es el resultado de un momento de transición de lo virtual a lo complejo, pero irremplazable del mundo del aula, básica, media o universitaria? O se trata de un cambio irreversible del como las nuevas generaciones están aprendiendo o procesando el conocimiento. Multitud de estímulos, rrss sin mayor control y una anomia generalizada en lo social y en el valor mismo a la educación podrían estar permeando desde otras esferas el complejo proceso educativo, que a todas luces impactará en procesos universitarios futuros.

Para el mundo universitario el desafío es en muchos casos doble, hacerse cargo de un problema no tratado en su momento y una adecuación a nuevas generaciones que ingresan muchas veces sin competencias básicas culminadas donde el significado de esfuerzo ya no es tal y la epidemia en salud mental están generando cierto desconcierto qué aún no es abordado completamente para su comprensión y correcta adecuación, tensionan aún más la academia.

Cabe destacar que la educación como sistema configura un mundo de visiones donde se fundan las bases de un proceso educativo, entrega herramientas y determina al sujeto y la construcción que este le da a la sociedad y al entorno social donde vive, determina la internalización de valores y creencias, en el mundo académico y en la educación en general a esto se le ha llamado la sociedad del conocimiento, es tal vez el momento de transitar a la sociedad o academia del análisis de ese conocimiento, ya que debido a las nuevas tecnologías el conocimiento se encuentra en todos lados, pero su análisis ante los nuevos desafíos, no.

Esta nueva fase de cambios que se manifiesta con una crisis y sus evidentes efectos, en este caso tecnológico y de perfil estudiantil ¿será dicha situación un marcador que nos indique lo inevitable o necesario de comprender la inevitable transición que inicia con síntomas sociales, pero estaría demandando soluciones técnicas y de un nuevo logos?