Cuidar el agua para el porvenir de la región de Coquimbo
Mirando a futuro, la situación hídrica de la región es promisoria. Considerando el nivel de los embalses regionales, la actual regulación que tienen los regantes, y además, que aún falta la cuota de vital elemento que aportarán los deshielos, se puede afirmar que el riego en la zona estaría asegurado por unas cuatro temporadas, en consideración a un eventual cero por ciento de precipitaciones en los años venideros.
Los últimos 10 años de sequía dejaron muchos aprendizajes, y además, la necesidad de adoptar una visión de largo plazo, pues todos los actores del mundo agrícola tienen claro que el calentamiento global, que el actual presidente de Estados Unidos insiste en negar, llegó para quedarse y de forma muy rápida.
Por ello, el cuidado del agua se tornará fundamental, y a pesar de que estas últimas precipitaciones han sido muy buenas para la región, resulta trascendental comprender que se deben dejar atrás los cultivos de los últimos periodos y la ineficiencia de riego que nos demandaban. Es decir, diversificar lo que plantamos y optar por especies de bajo consumo de agua debe ser nuestro norte.
¿Otras tareas? La región todavía presenta la necesidad de sistemas de encauzamiento y conducción del agua, además de canales y riego tecnificado; ámbito de trabajo muy importante para los profesionales de la zona.
Asimismo, el aumento de la densidad poblacional de la conurbación La Serena–Coquimbo es un aspecto a considerar: una zona de alto interés para diversas familias que desean radicarse implica también una alta presión en la demanda de agua potable, conjuntamente con una presión en el tema agrícola para generar alimentación para todas estas nuevas personas.
Por ello es fundamental educar a la población y posicionar la importancia del cuidado del agua para estas dos esferas: consumo humano y agricultura; esta última el principal rubro que utiliza este vital recurso, y no así la minería, como es lo común que se piensa.