Conservación de los humedales urbanos de Concepción: Una tarea pendiente

Los humedales son uno de los ecosistemas más importantes de Chile, cubriendo cerca de 4,5 millones de hectáreas de nuestro territorio. Para el caso de Concepción metropolitano, los humedales son parte de su historia y paisaje. De hecho, la ciudad misma fue fundada entre humedales, luego de que el terremoto de 1751 destruyera el antiguo Concepción emplazado en el territorio que hoy conocemos como Penco.

El gran Concepción ubicado actualmente en la ribera del río Biobío, y rodeado por las Bahías de Concepción y de San Vicente, es una metrópolis que crece sobre y entre humedales.

Luego de su refundación en el valle de la Mocha en 1765, la ciudad de Concepción ha ido ocupando poco a poco una mayor superficie, esto de paso ha reducido y afectado importantes humedales como el río Biobío, Laguna Tres Pascualas, Rocuant-Andalién, Paicaví, Vasco da Gama, por nombrar algunos.

Estos humedales congregan una gran cantidad de flora y fauna, y a pesar de que muchos de estos ecosistemas son parte del radio urbano de las comunas que componen el gran Concepción, a la fecha no se ha declarado ningún “humedal urbano” en el marco de la nueva Ley de Humedales Urbanos 21.202.

Esta Ley busca conservar los humedales que se encuentren total o parcialmente dentro del radio urbano, y pueden ser declarados bajo la figura de “humedal urbano” por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) o a petición de los Municipios. De hecho, para la Región del Biobío, solo se han declarado seis “humedales urbanos”, dos en Lebu, uno en Coronel, uno en Cañete, uno en Hualqui y uno en Los Ángeles.

A pesar de que este nuevo marco legal se vislumbró como una gran oportunidad para, al fin, conservar estos hábitats críticos, su implementación desde los municipios ha sido lenta. ¿Será que su implementación se contrapone con los intereses de las propias municipalidades en términos de permisos de subdivisión predial, loteos y urbanización?

Si queremos proyectar un gran Concepción sustentable y resiliente al cambio climático, el primer paso es proteger los escasos ecosistemas naturales que nos quedan. No olvidemos que estamos en una de las regiones con menor cantidad de áreas silvestres protegidas del país y con las mayores superficies de plantaciones forestales, mala combinación para enfrentar el cambio climático.

Recientemente, hemos visto como un humedal urbano, el humedal Paicaví, que ya estaba siendo amenazado por la presión inmobiliaria, fue afectado por un devastador incendio de origen antrópico. ¿Quién responde ante este evento? ¿quién restaura el humedal destruido? ¿quién financia el rescate y rehabilitación de la fauna afectada?

En el contexto de escasez hídrica, pérdida de biodiversidad y cambio climático, es hora de que nuestras autoridades locales se pongan los pantalones y lideren la conservación de nuestros humedales urbanos.

No esperemos que la acción venga de autoridades superiores de Gobierno, la nueva Ley de Humedales Urbanos permite a las municipalidades hacer conservación. Las organizaciones sociales y la academia llevan años intentando estudiar y proteger estos sitios únicos y amenazados. Ahora que tenemos las herramientas legales, es momento de que el gran Concepción sume a los humedales en su visión de futuro, no podemos seguir dándoles la espalda como lo hemos hecho hasta ahora.