Consejos para cuidadores circunstanciales en época de cuarentena

El Covid-19 y las precauciones que el país y el mundo han tomado para su prevención han cambiado nuestras vidas y la forma en que nos desenvolvemos. En las últimas semanas hemos presenciado algunas cuarentenas parciales, que han restringido la movilidad de las personas impactando también a aquellas familias con niños, adultos o adultos mayores con movilidad reducida donde han surgido cuidadores circunstanciales.

Producto de las cuarentenas, en estas familias han surgido cuidadores que han aceptado la responsabilidad de atender a personas con autovalencia disminuida; una tarea que, si no se maneja adecuadamente, podría traer repercusiones físicas, mentales y socioeconómicas.

Estos cuidadores son familiares, sin recompensa económica que por amor y/o necesidad, se han visto involucrados en este cuidado, muchas veces sin conocimientos técnicos para llevarlo a cabo.

Por esto es necesario tener presente algunos consejos básicos que le permitan trasladar a una persona desde la cama hacia la silla, cuidando la salud del paciente y la suya propia.

  1. Lo primero es posicionar a la persona que estoy cuidando, lo más cerca posible de la orilla de la cama, de forma que mis brazos queden lo menos distanciados de mi cuerpo. Con esto, favorezco no realizar sobrecargas en mi espalda y prevenir posibles lesiones en ella.
  2. Comenzaré flexionando cada una de las piernas apoyando las plantas de los pies sobre la superficie de la cama. Deberé flexionar primero la extremidad que se encuentra más lejana (lado contrario al cuál se levantará la persona) y posteriormente flexionaré la extremidad que se encuentra más cercana.
  3. Solicitaré a la persona que deje sus piernas “por fuera de la cama”, facilitaré la posibilidad que ambos brazos se coloquen en mis hombros y no sobre mi cuello ya que la sobrecarga en mi cuello genera dolor y posibles lesiones.
  4. Pondré una de mis manos en la espalda de la persona entre las escapulas y la otra mano la colocaré sobre la zona abdominal (estómago). Le solicitaré que se levante de la cama.
  5. Una vez que la persona esté sentada en la cama debo observar si la persona tiene alguna reacción desfavorable (como mareos, sudoración, etc). Si se encuentra bien, puedo proceder a trasladar a la persona a la silla de ruedas o silla convencional.
  6. Para ello, debo posicionar la silla de rueda o silla convencional lo más cercana a la cama posible. Para trasladar a la persona a la silla debo colocar una mano en la zona de las escapulas y la otra en la zona glútea de la persona. Al levantar a la persona de la orilla de la cama yo realizo el mismo movimiento de levantarme con ella; así no realizaré el esfuerzo de “tomarlo en brazos”.
  7. Posteriormente, al realizar el traslado de silla a cama. Me debo sentar al igual que la persona (a la misma altura) y colocar una mano en las escapulas y la otra en la zona glútea. Al igual que la vez anterior, me levanto al mismo tiempo para no ejercer fuerza y observando la condición de la persona (mareos, sudoración, etc) puedo proceder a trasladarla nuevamente a la cama.

Con estos consejos podremos realizar uno de los movimientos básicos para personas con movilidad reducida, que es trasladarlo a una silla, permitiéndonos mayor movilidad para cambiar sábanas, por ejemplo, o para asistirlo en el aseo personal, o simplemente para trasladarlo al comedor y reunirse con la familia, cuando las condiciones así lo permiten.