Chile: Primero en la lista en obesidad infantil en América Latina. Sus consecuencias físicas, psicológicas y en la salud de la sociedad

«Detrás de un niño con sobrepeso, lo más frecuente es que haya una sociedad entera con hábitos poco saludables».

Según un estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), el avance de la obesidad en Chile no se detiene. Esto porque el análisis afirma que el 70% de los niños podría llegar a ser obeso próximamente. Chile actualmente se encuentra en el 6° lugar mundial en obesidad infantil y en el primer puesto en América Latina.

Esto se suma a la entrega de un informe realizado por la Comisión de Finalización de la obesidad infantil , (ECHO, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tras dos años de investigaciones propone una serie de recomendaciones para los gobiernos encaminados a revertir la tendencia al alza de los niños menores de 5 años.

«Se necesita un mayor compromiso político para abordar el desafío mundial del sobrepeso y obesidad infantil», dice Sir Peter Gluckman, co-presidente de la Comisión. «La OMS tiene que trabajar con los gobiernos para implementar una amplia gama de medidas que aborden las causas ambientales de la obesidad y el sobrepeso, y ayudar a dar a los niños el comienzo saludable en la vida que se merecen», afirmó Gluckman.

La transición demográfica y nutricional que vive Chile, se ha reflejado en una prevalencia alta y creciente de obesidad y enfermedades crónicas vinculadas a la alimentación, a pesar de los esfuerzos realizados, es poco probable cumplir con las metas sanitarias propuestas en cuanto a reducir la obesidad y el sedentarismo.

Como parte de sus funciones el consejo asesor en nutrición y alimentación del ministerio de salud, ha revisado recientemente y definido las prioridades nacionales en este campo. En la opinión del consejo, los esfuerzos debieran orientarse fundamentalmente a fortalecer la estrategia de intervención nutricional a través del ciclo vital, a mejorar la capacidad institucional del país en el ámbito de los alimentos, a revisar y modernizar la gestión de los programas alimentarios y a desarrollar una alianza estratégica con las empresas productoras de alimentos, sociedades científicas, grupos académicos, y con los propios consumidores, orientada a promover una mayor oferta y consumo de alimentos saludables y a regular la publicidad en este campo.

Postura

“Las políticas públicas de salud han orientado sus objetivos al desarrollo de pautas estructurales relacionadas a la alimentación saludable como manera de enfrentar y revertir de alguna manera la obesidad infantil y generar hábitos alimenticios en todas las poblaciones en riesgo. Sin embargo, está visto que no han sido efectivas, dejando de manifiesto la no coherencia en las estrategias validas respecto de las pautas culturales y características socioeconómicas de nuestra población.”

La multiplicidad de los factores involucrados en la génesis de la obesidad y la presencia de trastornos metabólicos asociados, dificulta su prevención y tratamiento, pero a nuestro juicio, lo más trascendental e importante es que en el abordaje de ésta situación, no parece por ninguna parte la triangulación efectiva que podría producirse si se aglutinaran las energías de los 2 actores fundamentales: MINDEP y Ministerio de Educación.

Los principales obstáculos encontrados, son el predominio de la cultura sectorial y biomédica, la existencia de programas públicos fragmentados, los escasos canales de cooperación, participación, evaluación y sistematización de esos programas, la insuficiencia de recursos presupuestarios y las bajas coberturas alcanzadas hasta el momento.

Chile necesita tomar una decisión política de convertir la “Promoción de la Salud en Política de Estado “ —de manera que sea Continua, Permanente, Consistente, logre trascender los gobiernos de turno, tenga cobertura nacional, goce de apoyo financiero estable y cuente con un sistema de regulaciones y mediciones periódicas — para garantizar el éxito y la mejora de los indicadores ya conocidos . Por esas razones, se tiene que trabajar para acometer este cambio cultural y elaborar políticas saludables a largo plazo. Si bien se ha comenzado por el trabajo con los niños, especialmente en los jardines infantiles y escuelas promotoras de la salud, para inculcarles desde pequeños el hábito de una vida activa. Estas estrategias no cuentan con sistemas de control, evaluación y supervisión directa y continua. Seguimos viendo así, que en los kioscos “saludables” predominan la venta de comida chatarra de muy bajo costo lo que permite el acceso a ellas por parte de los niños.

Se hace necesaria una revisión de las estrategias propuestas a nivel de nuestro país, en relación al triángulo de base entre los sectores públicos antes mencionados. Para nadie es un secreto que existe una abismante descoordinación grande entre los distintos sectores que tienen que ver con la elaboración de planes de acción frente al problema de obesidad, queda la sensación que no hay mucha comunicación entre éstos sectores, para abordar este problema en conjunto y así dirigir los recursos existentes bajo una misma línea de acción.

La evidencia científica demuestra que para impactar en los estilos de vida de una población es indispensable considerar, en los ejes de intervención, además de los aspectos biológicos, los aspectos culturales, psicológicos y sociológicos que los determinan.

Las principales áreas de intervención a desarrollar se caracterizan por ser de índole integrada de modo que armonicen las acciones gubernamentales y privadas y en especial la participación activa del sector empresarial de la industria de los alimentos. Por otra parte, contemplan acciones diversas que incluyen por ejemplo la estructura y organización del Estado, la regulación de la comercialización de los alimentos y el estímulo a la actividad física. Destaca también que las acciones prioritarias se llevarán a cabo en forma simultánea durante todo el ciclo vital del ser humano.

La publicidad en Chile no promueve hábitos saludables, bombardeando a los niños de nuestro país de productos altamente insanos, como papas fritas, bebidas, completos, pizzas, etc. Todo lo anterior, auspiciado por figuras televisivas potentes como referentes y modelos a seguir de niños y adolescentes. En algunos países de Europa, sobre todo en las naciones escandinavas, este es un tema que está fuertemente regulado. Por ejemplo, en algunos espacios destinados a la transmisión de programas infantiles no se puede colocar publicidad de ciertos alimentos, cuestión que acá es impensable.

Pienso que la destinación de recursos estatales no es suficiente, generando vacíos en las propuestas de alimentación saludable y promoción de la actividad física. A pesar de existir programas de promoción de estilos de vida saludable, estos no se están abordando con una cantidad de recursos suficientes para que tengan continuidad, además, no se ve la posibilidad de crear equipos multidisciplinarios que trabajen con la comunidad en forma estable y permanente.
El consumismo y la escasez de lugares públicos para realizar actividad física, refuerzan el sedentarismo en nuestra población. Hoy en día el interés de los niños no pasa por la realización de actividad física, sino más bien está como entretención principal la televisión, el computador y los videojuegos. Además, se refuerza esta condición de sedentarismo con la poca inversión que existe por parte del estado, por crear espacios gratuitos a los cuales la población pueda acceder fácilmente para practicar deportes. Hoy en día, existe mucha dificultad para acceder a un gimnasio, por ejemplo, la mayoría tiene un costo de utilización lo cual desfavorece a aquellos estratos socioeconómicos más bajos. Diversos estudios realizados en niños chilenos, han observado una escasa actividad física, asociada a un elevado número de horas frente al televisor, computador o en otras actividades sedentarias Esta elevada proporción de niños sedentarios coincide con los resultados de los grupos focales, donde niños y niñas manifestaron tener pocas motivaciones y una gran cantidad de barreras para realizar actividad física.

Si retrocedemos algunas décadas atrás, diciembre año 2005 nos enfrentamos al diagnóstico nutricional integrado de la población menor de 6 años en Chile de un total de 983.423 niños menores de 6 años un 14,6%, (143.970) presenta un diagnóstico nutricional de sobrepeso y un 7,1% (69.645) presenta obesidad (10).

Este mismo diagnóstico aplicado a la región de Los Lagos arroja de un total de 78.463 niños menores de 6 años un 17,4 % (13.684) presenta un diagnóstico nutricional de sobrepeso y un 8,7%( 6.813) obesidad (10), y suma y sigue hasta los veranos actuales.

La obesidad determina riesgos biológicos, psicológicos y sociales, los que se manifiestan a corto, mediano y largo plazo. Los costos de la obesidad para la familia, sociedad y los sistemas de salud son cuantiosos, no sólo relacionándolos con las muertes y la carga de enfermedades, sino con la discapacidad y la calidad de vida de la población.

Si los recursos se destinaran en una Política de Estado para la “Promoción de Salud Temprana, Permanente y Efectiva “, donde se diseñen programas que generen actividades que tengan continuidad en el tiempo, seguramente los costos ocasionados a consecuencia de la obesidad tanto a nivel familiar como el nivel estatal se reducirían considerablemente.

La estrategia mundial de la OMS para prevenir el sobrepeso y la obesidad describe las acciones conjuntas, permanentes y necesarias para apoyar estilos de vida saludables y fortalecer una actividad física regular.

La posibilidad real de que Chile avance en la disminución de la obesidad y se consolide como un país saludable, requiere de una definición política de todo el estado. Por tanto, tiene que reforzarse la intersectorialidad para el desarrollo de un plan que estimule los estilos de vida saludable.

La “mala nutrición y la escasa actividad física” no son solo los dos grandes culpables del aumento de la cantidad de niños obesos en Chile, a todo esto hay que sumarle la “Cultura de la Celebración del Día de…” y no al fortalecimiento efectivo constante y permanente de los planes, acciones y estrategias continuas, con el compromiso de los actores involucrados, y no con la publicidad de algunos acciones por sobre otras.

Los recursos de gobierno destinados a promoción, evidentemente están siendo malgastados, no tiene utilidad el generar y financiar actividades aisladas, las que no están dentro de un programa de trabajo que tenga continuidad y por ende no generan resultados positivos de impacto en la población chilena, al no ser evaluados periódicamente.
Así podemos concluir que lo programas impartidos por el Ministerio de Salud para disminuir la cantidad de personas obesas y con sobrepeso en este país no han sido internalizadas en nuestra población, precisamente por lo cerrada de su visión respecto de la multiplicidad de factores que inciden en él.

Los altos índices de obesidad infantil que se observan en Chile, se asocian en gran medida, a las deficiencias en los programas de educación física y formación de profesores lo que dificulta la prevención del sedentarismo en los niños.
En Chile, casi el 30% de los niños en edad escolar es obeso, cifra alarmante y que, por consiguiente, tiene 10 veces más probabilidades de prolongar esa enfermedad durante su adultez, dejando en claro, además, que el problema es consecuencia no solo de la inadecuada alimentación, sino, en gran medida de la escasa actividad física que realizan diariamente.

“La obesidad infantil no se inicia en la edad escolar, sino mucho antes. De acuerdo con las cifras que maneja el INTA, Chile es uno de los países donde la prevalencia de obesidad preescolar ha aumentado mayormente “.

En Chile solo se empieza a cumplir con un plan de ejercicios al ingresar a un jardín infantil, allí las educadoras de párvulos centran su preocupación en que el menor identifique las partes del cuerpo y desarrolle ciertas habilidades motrices. Sin embargo, existen investigaciones que dan cuenta de un impacto reducido de la educación preescolar en los hábitos de un niño. El énfasis en las actividades que apuntan a la motricidad del niño se mantiene durante la enseñanza básica.

Situación Actual

El primer contenido mínimo obligatorio de los planes de estudio habla de salud y calidad de vida, y recién aparece en sexto básico el trabajo en cualidades físicas como resistencia orgánica y muscular, en ninguna parte aparecen supervisiones y control de peso en los escolares como indica la tendencia intencional. El problema de fondo es la concepción del deporte en Chile que es inapropiada, porque se sigue considerando a la educación física, con fines de rehabilitación, de alegrar la vida, de favorecer el sano esparcimiento y reforzar el espíritu.

La sociedad hoy presenta otros problemas sanitarios, como son las enfermedades metabólicas no transmisibles y que en su mayoría son producto de la escasa e inadecuada actividad física en el campo escolar y universitario.
No es posible que solo el Ministerio de Salud implemente políticas de alimentación saludable y actividad física, y éstas no guarden relación con las políticas ministeriales en la educación, Deporte y por supuesto, de la JUNJI también.

Conclusiones

  • Podemos concluir que la mejor época para enseñar buenos hábitos alimenticios, es todo el ciclo vital de vida, por supuesto que, en los primeros años de vida, es fundamental para aprender sobre nutrición, en donde el niño tiene que estar en contacto con alimentos reales. Las actividades prácticas sobre nutrición, dan a los niños oportunidades para conocerse a sí mismos al descubrir los colores, las texturas y los sabores que les gustan. De esta manera la selección de alimentos saludables comienza a asociarse con actividades de grupo entretenidas, estas actividades pueden complementar aprendizajes en otras áreas, tales como las matemáticas las ciencias, el desarrollo del lenguaje, el desarrollo social, la cooperación y el respeto por la cultura, por cuanto los alimentos afectan profundamente su salud y sus hábitos alimenticio futuros.
  • Las intervenciones en alimentación y nutrición que ha desarrollado el país, han sido exitosas solo para reducir y controlar los principales problemas nutricionales por déficit. No sucede lo mismo con la prevención de la obesidad y la promoción de estilos de vida saludable, donde existen muy pocas experiencias que demuestren su eficiencia y eficacia. Así como también la escasez de espacios físicos habilitados y diseñados para iniciar una actividad física en edad preescolar y posterior.
  • Las orientaciones de los planes y programas de promoción de la salud no están generando un impacto en la vida de los chilenos, precisamente porque son generados desde una visión parcial y segmentada del problema.
    Nuestra población, por características culturales, sociales y económicas, no asume la obesidad como un problema de salud pública.
  • Los recursos gubernamentales están mal distribuidos debido a un accionar obsoleto y sin iniciativas por parte de los entes encargados de la planificación, implementación, revisión y sistematización de planes promocionales en alimentación saludable y actividad física.

Recomendaciones

  • Revisar y Evaluar las principales intervenciones orientadas a prevenir y tratar la obesidad para potenciar aquellas de mayor impacto.
  • Desarrollar esfuerzos de comunicación social masiva, permanentes y evaluables dirigidos al cambio de conductas en materias alimentarías.
  • Educar a la familia en su contexto social fortaleciendo el aprendizaje de estilo de vida saludable.
  • Fortalecer la capacitación y composición de los Equipos Integrales Salud en la Estrategia Integral de Intervención Nutricional Permanente y a la comunidad en estilos de vida saludables.
  • Reforzar de una vez y por todas la intersectorialidad entre las políticas públicas de los ministerios de salud y educación.
  • Mejorar la coordinación técnica y política entre todos los actores gubernamentales que brindan programas alimentarios, para optimizar los recursos y desarrollar metas comunes.