De aprendizajes y educación en tiempos de crisis
Detrás de cada problema, el ser humano siempre ha sido capaz de obtener algún aprendizaje, ya sea en temas personales, como buscar un nuevo trabajo, o bien otros mayores que afectan a toda la humanidad, como en las guerras mundiales.
Recientemente, la pandemia del coronavirus o Covid-19, nos ha impuesto un drástico cambio en nuestra forma de vida, debiendo quedarnos en casa, para evitar el contagio mediante el uso de elementos de protección personal como mascarillas, guantes y alcohol gel, modificando así nuestras rutinas de saludos, reuniones y trabajo, lo que a muchos nos ha llevado a re-valorar la vida de nuestros seres queridos, en especial de nuestros mayores.
Las restricciones a la movilidad están forzando a cambiar los hábitos laborales. La crisis ha impulsado el uso de esquemas de trabajo flexible y teletrabajo, haciendo un mayor y mejor uso de las nuevas tecnologías. Así es como en tiempo récord, los legisladores aprobaron la ley de teletrabajo y trabajo a distancia, que dormía desde el año 2018 en el Congreso. Esta nueva norma introducirá mayor flexibilidad, seguridad y oportunidades para muchas personas que hoy podrán enfrentar de mejor forma el acceso al empleo, más allá del actual escenario que nos imponen las medidas contra esta pandemia del coronavirus.
Otro impacto importante, ha sido el cierre de miles de escuelas y liceos alrededor del mundo, que mantiene a casi mil millones de niños y jóvenes sin asistir a sus establecimientos educativos. Esto ha exigido a los distintos centros y profesores desplegar nuevos recursos para favorecer el aprendizaje a distancia de sus estudiantes. Algunos, con mayor recorrido y competencias digitales que otros, han debido avanzar en cosa de días en materias que, sin esta situación forzosa, quizás hubiese tomado un par de años. Por ello, muchos centros han debido capacitar a sus docentes a contrarreloj para prepararlos y enfrentar este desafío. No obstante, algunos especialistas también han alarmado que no todos los niños cuentan con computadores personales o conexión a internet en su hogar para realizar sus tareas y actividades, lo cual es notoriamente más evidente en los sectores socioeconómicos más deprimidos y en las zonas rurales.
No obstante, pese a la adversidad del escenario general, nadie podrá negar que acá ha existido una oportunidad única para repensar la educación, ampliar los modelos de aprendizaje a distancia y hacer que los sistemas educativos sean más resistentes, abiertos, inclusivos e innovadores.
Decía Balzac que “en las grandes crisis el corazón se rompe o se curte”. Esperemos que la acción coordinada sumada a la responsabilidad individual y colectiva, consigan minimizar los daños (humanos y económicos), y que el ingenio, la imaginación y la creatividad, permitan descubrir nuevas oportunidades para cada uno de nosotros y toda la especie humana.